Cuando te hablamos de lo que pasaría si recibes sangre de un grupo sanguíneo distinto al tuyo propio ya comentamos que si una madre es Rh negativa y su bebé no, los glóbulos rojos de la criatura se verían atacados por los anticuerpos de la madre. Y el resultado sería una anemia grave, que puede dejar secuelas, o incluso causar la muerte. A día de hoy esto se evita usando inmunoglobulina anti-D, pero el desarrollo de esta solución se debe a James Harrison, un australiano que tenía en su sangre el secreto para curar la enfermedad de Rhesus, que afecta a decenas de miles de bebés al año.
Según leemos en Today I Found Out, este hombre tuvo que someterse a una operación importante a los 13 años, en la que necesitó recibir mucha sangre. Así que se planteó devolver el favor donando toda la sangre posible. Empezó en cuanto pudo, con 18 años, y pronto los médicos se dieron cuenta de que se podía sacar más partido a ese fluido que hacer transfusiones. Así que se prestó voluntario para numerosas investigaciones, que acabaron por curar con la enfermedad de Rhesus. Eso sí, aseguraron la vida de Harrison en un millón de dólares, para garantizar el bienestar de su mujer si le ocurría algo.
Y lo cierto es que este australiano ha donado mucho: se le extrae plasmas cada dos o tres semanas, ya que el plazo para hacerlo con seguridad es más corto que el de la sangre. Ya ha sobrepasado las 1.000 donaciones, y los derivados de su sangre han ayudado a más de 2,4 millones de bebés, incluso su propia hija también fue una de las beneficiarias. Un héroe que nunca ha tenido miedo, y que se muestra encantado de poder ayudar. Aunque se está trabajando en una sangre artificial, por ahora su colaboración resulta muy importante para la medicina.
¿Qué opinas de este tema? ¿Un ejemplo de la generosidad de algunas personas, o más bien de un deber correctamente cumplido?