Ya os hemos hablado de la posibilidad de cultivar tus propios alimentos en una ventana, pero hay personas que van más allá y ponen una huerta en su patio trasero, en plena ciudad. Sin duda, una iniciativa muy loable, pero que se puede encontrar con amenazas. Leemos un artículo muy interesante en Modern Farmer que habla del riesgo del plomo para estas iniciativas. Este elemento causa problemas de conducta y disminuye el desarrollo intelectual de los niños, y en los adultos también puede afectar a numerosos órganos. Y la tierra de las ciudades (especialmente los grandes núcleos industriales) no siempre resulta idónea.
El problema es que el humo de los coches y las pinturas con plomo la han ido contaminando a lo largo de las décadas, y eso puede afectar a las plantas que nacen en ella. Claro que solucionar el inconveniente resulta sencillo, sólo hay que poner una capa de cemento en el suelo, y añadir tierra limpia. Pero muchos granjeros urbanos no están dispuestos a gastar en un análisis para comprobar si el terreno es idóneo, y mucho menos hacer obras. De todas formas, tampoco parece muy probable que los niveles sean alarmantes, pero se hacen necesarios estudios al respecto.
De hecho, muchos defensores de los huertos urbanos temen que estalle un escándalo por este tema, se dañe el movimiento, y luego el problema no tenga demasiada importancia. Por otro lado, lavar bien los vegetales eliminará mucho del plomo superficial, comer directamente de la planta no se trata de una buena idea. Hannah Kohrman, una activista, analizó distintos alimentos que había plantado, y ninguno tenía un nivel de plomo peligroso. La conclusión es que hacen falta más investigaciones que nos tranquilicen. Mientras, hay que recordar que la verdura es muy importante para nuestra salud, ya la cultivemos nosotros mismos o la compremos en una tienda.
¿Qué opinas del tema? ¿Ves un peligro real, o estamos ante un asunto relativamente trivial?
Imagen | SPUR
