¿Sabías que el póquer es más cuestión de suerte que de habilidad? Y obviamente, los casinos no están para perder dinero, así que lo mejor es no jugar si uno no quiere que le aligeren el bolsillo. A pesar de eso, un casino puede ir mal económicamente, pero resulta poco probable que cierre por completo si está en Las Vegas. Allí conseguir una licencia para abrir uno se trata de un proceso caro, largo y de resultados inciertos, así que si un casino va mal, otro suele comprarlo. Incluso puede reformar el local, pero el casino no debe moverse de sitio para mantener la licencia.
El casino Castaways (antes conocido como Showboat) fue vendido a Station Casinos, según leemos en Boing Boing, pero la empresa no empezó la reforma en el momento. Y, si el casino estaba dos años cerrados, perdería la licencia. Pero mantenerla basta con una jornada abierto al público para que el plazo se renueve, así que a principios de 2008 llevaron en un camión 16 tragaperras para ponerlas en funcionamiento durante 8 horas. Lo curioso es que después no se apuraron en reformar el edificio, sino que el proceso se ha ido repitiendo desde entonces, la última vez en el 2013. Así que el casino sólo abre 8 horas cada dos años.
El valor de la licencia es considerable, sobre todo porque en la zona ya no se puede montar nuevos negocios como el que tenía el Castaways. Por lo tanto, parece que este sistema se va a seguir usando, al menos hasta que se decida modernizar el edificio y abrirlo de nuevo al público. Lógicamente, poca gente acude el día en que el local admite visitantes, aunque se trate de una oportunidad tan poco frecuente. ¡El premio más alto que ha dado fue de dos dólares y medio! Desde luego, una cifra ridícula, cuando hay quien se enriquece haciendo trampas de alta tecnología en el póquer.
¿Qué opinas de esta anécdota? ¿Tienes ganas de visitar este casino tan especial, o no crees que ofrezca demasiado?
Imagen | Ian Murphy
