Los tumores son como una especie de mosaico compuesto por distintos tipos de células muy diferentes morfológica y molecularmente. Dentro de estas, aproximadamente el 1-2% de la masa tumoral está compuesta por las células madre tumorales, que son las responsables del origen del cáncer y tienen capacidad de resistir a las quimioterapias convencionales.Por este motivo, es importante localizarlas, pero al tratarse de un porcentaje tan pequeño es muy difícil aislarlas para trabajar con ellas y estudiar su resistencia a los fármacos.
Un equipo de investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha descubierto que estas células malignas desprenden un brillo que pueden permitir identificarlas, sin utilizar ningún tipo de anticuerpo u otras técnicas complejas de mayor coste económico, para posteriormente poder aislarlas y tratarlas.
El marcador específico que permite identificar estas células es la riboflavina o vitamina B2, que se trata de un pigmento que emite fluorescencia verde. Este se acumula en vesículas intracelulares debido a un aumento de la proteína ABCG2 (responsable del transporte de la vitamina hacia el interior vesicular), aunque la causa de este aumento está aún por determinar.
El descubrimiento de este nuevo marcador supone un gran avance para la ciencia y la medicina, ya que permitirá rastrear estas células invasivas y quimiorresistentes de una forma fácil, sencilla y barata, así como estudiar el origen de esta quimioresistencia.
A partir de ahora se podrán aislar las células autofluorescentes procedentes de una biopsia y analizar su respuesta a distintos fármacos, lo que permitirá el desarrollo de tratamientos oncológicos más eficaces.
Este estudio ha sido financiado por la Unión Europea, el Instituto de Salud Carlos III, el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España y la Fundación ‘La Caixa’ y los resultados se publicaron en la revista Nature Methods.