Kéfir, Chucrut, Lactobacillus, Yogur enriquecido con fructooligosacáridos o inulina… Con frecuencia encontramos estas palabras en las etiquetas de los productos que adquirimos del supermercado e incluso vemos anuncios en la televisión sobre éstos. En los últimos años, se han popularizado los alimentos que los contienen y se ha creado una gran expectativa entre los consumidores sobre sus posibles efectos positivos.
A pesar de que la evidencia científica de estos posibles efectos es aún bastante reducida, los alimentos con propiedades que van más allá del aporte calórico y nutricional, y ofrecen beneficios para la salud, están ganando popularidad en la población, ya que cada vez existe un mayor interés por la relación dieta-salud.
¿Cuál es la diferencia entre probióticos y prebióticos?
Según la Organización Mundial de Gastroenterología (OMG), los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se ingieren en las cantidades adecuadas, pueden aportar beneficios para la salud de quien los consume. Se trata de bacterias o levaduras que están presentes en alimentos, medicamentos o suplementos dietéticos.
Los prebióticos son compuestos que el organismo no puede digerir. No son organismos vivos, sino una serie de sustancias vegetales que tienen efectos beneficiosos sobre la salud al estimular el crecimiento de una clase específica de bacterias del colon. A pesar de que nuestro organismo es incapaz de digerir esta “fibra especial”, esta es fermentada en el tracto gastrointestinal y utilizada como “alimento” por determinadas bacterias beneficiosas.
¿Dónde podemos encontrarlos?
Los probióticos podemos encontrarlos en el yogur y en leches fermentadas como el kéfir, así como en suplementos alimenticios.
Los prebióticos se encuentran presentes, en cantidades moderadas, en algunos alimentos como plátanos, espárragos, ajo, tomates, puerro, trigo integral, alcachofa o cebollas y los alimentos adicionados con prebióticos se encuentran dentro del grupo de alimentos funcionales.
¿Qué beneficios nos aportan?
Los beneficios de los probióticos deben estudiarse en cada especie, es decir, los beneficios que ofrece un determinado tipo de probiótico no pueden extrapolarse a otros. En general los estudios apuntan a que estos microorganismos ayudan a reforzar nuestro sistema inmunitario y a restituir la flora intestinal que pueda haber sido alterada por alguna causa o incluso dar un aroma especial a la entrepierna de la mujer, tal y como comentamos hace poco en Xombit.
Algunos ya se han estudiado clínicamente en diferentes patologías, obteniéndose mejores resultados a la hora de combatir la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, así como la osteoporosis.
Por otro lado los prebióticos ayudan a prevenir el desarrollo de cáncer de colon y estimulan la capacidad del tubo digestivo para prevenir infecciones intestinales y eliminar las bacterias patógenas y sus toxinas. Diversos estudios han demostrado que los prebióticos podrían facilitar la absorción del calcio y otros minerales, como el hierro, por lo que podrían mejorar la densidad ósea y prevenir la osteoporosis.
¿Cómo aumentar el contenido de estos en nuestra dieta?
- Toma dos yogures al día.
- Introduce otro tipo de leches fermentadas comerciales que utilicen bifidobacterias, lactobacilos, o combinaciones de otros probióticos y levaduras, como el kéfir.
- Consume productos integrales. Éstos contienen prebióticos de forma que, al consumirlos, no sólo aumentarás el contenido de fibra de tu alimentación, sino que contribuirás al aporte de este tipo especial de fibra.
- Añade ajo, cebolla, puerro o alcachofa a tus guisos.