Llevamos años recorriendo un camino que parece no tener fin, el de la conectividad inalámbrica total. Es cierto que en los últimos años, con la llegada de los smartphones esa vinculación de todo con todo ha mejorado, y más recientemente con los wearables, que permiten estar conectados con más gadgets de una manera más sencilla, pero pese a eso, aún estamos lejos de mi premisa.
Si hace unas semanas escribía sobre el uso de la falta tecnología Bluetooth en muchos de los gadgets de la gama media-baja, tales como Blu-ray, DVD, equipos de sonido, etc…, hoy quería ir un paso más allá. Parece que nos empezamos a acercar a eso, principalmente en los coches con la salida de Android Auto y Apple Car al mercado, esa vinculación del smartphone con el coche es un primer paso. Pero siguen faltando cosas, el resto de dispositivos de nuestra casa, ¿no tienen derecho a estar conectados?
Parece fácil entender que ahora mismo es complicado que una nevera se conecte con un smartphone en todos los hogares del mundo, está claro que los electrodomésticos de la gama blanca se cambian con menos frecuencia que otros, y suelen ser de esos que se usan hasta que se rompan, pero ahora mismo el catálogo de lavadoras, neveras, congeladores, cocinas, etc… pese a contar con dispositivos que permiten su vinculación con el smartphone para configurar algunas funciones, son los menos y casi se exponen como un caballo blanco alado, como algo diferente y único, porque casi lo es.
No solo pasa con eso, las televisiones, pese a presumir de ser SmartTV cada vez de una manera más pronunciada, siguen siendo algo tontas cuando las queremos vincular con nuestro smartphone, con aplicaciones lentas, mal diseñadas y con múltiples problemas –no hablamos de Apple TV o Android TV, sino de software diseñado por el propio fabricante–. Además de esto, parece que todo se está desarrollando entorno al smartphone, quizás ese sea otro problema, y, ¿si yo quiero controlar la televisión con el portátil con Windows que tengo en el regazo? Pues esto es más complicado que con el smartphone, por no decir en algunos casos imposible.
Para controlar la casa existen opciones de domótica de diferentes fabricantes, igual un día me animo a hablar de esto, pero que en la mayor parte de los casos son muy caras y difíciles de incorporar a un hogar ya montado, casi obligando en muchos casos a una instalación difícil y costosa, no hablo de luces, enchufes o detalles que se conectan de manera sencilla y se pueden activar desde diferentes aplicaciones móviles sin mucho problema.
Al final los ejemplos que pienso casi siempre son los mismos, hacer la lista de la compra desde la nevera y tenerla en el teléfono para que no se me olvide nada en el supermercado, programar la calefacción desde el ordenador de la oficina o abrir la puerta del comedor para que el gato pueda ir a comer a la cocina. La próxima pregunta que plantearé será parecida, e irá un paso más allá, ¿cuándo le hablaremos a nuestras casas y no solo a nuestros smartphones y coches?
