El cerebro humano es realmente fascinante pero no sabemos mucho acerca de él, más allá de la forma en que gestiona la información, que dormir poco podría dañar el cerebro de forma irreversible, y otros detalles que con el tiempo se han ido descubriendo, como por ejemplo que el rumor de que solo usamos el 10% de nuestro cerebro es falso.
Hay algunos proyectos, como el “Proyecto cerebro humano” que están intentando conseguir crear réplicas del mismo, o emular su comportamiento por medio de superordenadores capaces de analizar información y sopesarla del mismo modo que hacemos los humanos. Pero ahora, parece que en el MIT han logrado diseñar un sistema que permitiría mapear el cerebro y entender cómo funciona.
Dispositivos electrónicos flexibles
Esta idea se llevaría a cabo gracias a un nuevo sistema que dejaría atrás todas las formas actuales de investigación cerebral, y que podían dañar al tejido del mismo de forma considerable. Estos nuevos dispositivos electrónicos flexibles son tan pequeños, del orden de 75 nanomilímetros, que serían insertados mediante inyección en el cerebro.
Esta tecnología podría ayudara comprender mejor cómo se produce la actividad eléctrica de los circuitos cerebrales, o redes de neuronas, y qué relación tiene con funciones como la memoria a largo plazo. De hecho, algunos estudios sugieren que el cerebro podría tratar unos recuerdos u otros de formas diferentes según como lo experimentemos, lo que haría que hipotéticamente la actividad cerebral también variase.
También podría ayudar a arrojar luz sobre determinadas enfermedades que afectan al cerebro, como la esquizofrenia o el Parkinson, dotando a los investigadores de nuevos datos que analizar, pero también gracias a una nueva forma de aplicar estimulación terapéutica. Las posibilidades de este implante parecen ir mucho más allá, ya que sus creadores incluso mencionan la posibilidad de crear una interfaz cerebro-ordenador estable capaz de ayudar a gente inválida a hacer cosas que de otro modo no podrían, como mover prótesis del mismo modo que moverías una pierna real, e incluso si algún día la tecnología lo permite, hacer funcionar ojos artificiales.
Este implante se asemeja más al tejido biológico que cualquier otro desarrollado hasta la fecha, y está diseñado especialmente para interactuar con el cerebro. Al parecer, estaría plegado (y pueden añadirse sensores y electrodos microscópicos) para permitir su inserción en el cerebro, y allí se desarrollaría para adaptarse al entorno 3D. Por ejemplo, al encontrar una cavidad ventricular en el cerebro, el implante se podría desplegar para llenar el espacio existente, uniendo ambas partes. Con el tiempo, las neuronas se integrarían con la malla, proporcionando la oportunidad de grabar o estimular determinadas zonas.
El grupo de investigación encargado de este nuevo implante ha observado en experimentos no publicados, que es posible grabar durante varios meses, la actividad de las mismas neuronas, sin ninguna señal de degradación. Afirman que ahora su meta es lograr hacer lo mismo entre 6 y 12 meses, antes de dar el salto a primates, y eventualmente a las pruebas con humanos.