Si los taxistas se quejan de Uber, ¿qué harán cuando los coches conduzcan solos?

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Usuario de Uber

Hace unos meses que se prohibió Uber en España, una aplicación que permitía a cualquiera trabajar como taxista, y que ofrecía mejores precios y condiciones que la opción tradicional. El taxi español tuvo mucha suerte de librarse de esta liberalización forzada del sector, pero lo cierto es que ha salido de un problema grave para meterse en otro peor. Los trabajos que consistan en conducir un coche o camión van a desaparecer, porque en unos años los ordenadores podrán hacer esa tarea de una forma más segura, eficiente y económica que un ser humano.

Así que en este artículo vamos a comprobar cómo el coche autónomo representa un futuro inevitable, veremos que tiene numerosas ventajas prácticas, y que puede ayudar mucho en la lucha contra el calentamiento global. A la vista de todo ello, la conclusión inevitable será que el taxi tradicional debe desaparecer. Empieza nuestro recorrido por el futuro del transporte en carretera:

Un sueño que se hará realidad

En las próximas décadas los coches y los camiones conducirán sin intervención humana, de eso no hay ninguna duda. Lo único que me pregunto es cuándo se prohibirá la conducción tradicional, porque está claro que el sistema mixto no va a funcionar tan bien como uno por completo automático. Ya hemos analizado que el coche autónomo se acerca, y comprobamos que la tecnología superará ese desafío sin problemas. Además, empresas de la talla de Google, Mercedes o Ford trabajan en este campo. La duda ya no es si la idea resulta posible, sino cuánto tardará en hacerse realidad.

Coche autónomo de Google

No dudo de la capacidad de influencia de los taxistas, pero tengo serias dudas de que consigan salirse con la suya ante la todopoderosa Google. Puede que contra Uber estén consiguiendo victorias, ya que intentan hacer ver a sus competidores como “intrusos”. Pero la conducción autónoma va a revolucionar por completo el transporte de personas y mercancías. Aquí hay en juego mucho más que un servicio de taxis baratos, estamos ante un sistema con un impacto económico brutal, y nadie lo va a poder detener.

No se puede parar el avance

Algunas consecuencias serán malas: millones de taxistas, camioneros y otros conductores perderán su empleo. La teoría económica dice que, al prescindir de esos trabajadores, las empresas se volverán más productivas y todos nos beneficiaremos de mejores precios. Y el empleo de baja calidad destruido debería recuperarse en otros sectores económicos. Esa es la teoría. Yo no soy economista y no me atrevo a opinar, pero no tengo nada claro que todo resulte tan bonito.

Pero es obvio que las ventajas existirán. Ya no tendremos necesidad de comprar coches, porque los taxis autónomos se volverán más económicos. Tampoco habrá que buscar dónde aparcar, los vehículos nos recogerán, nos dejarán en el lugar que deseemos y se irán a por otro cliente. Por último, mientras nos desplazamos podremos dedicarnos al trabajo o al ocio, ya que no habremos de estar pendientes de la carretera. Estoy seguro que pronto aparecerán vehículos que parezcan más oficinas o salas de estar que coches tradicionales.

Coche autónomo

Las ventajas, tanto económicas como de otro tipo, son demasiado grandes para que ningún grupo de presión pueda evitar este futuro.

Un sistema ecológico

Lo más curioso es que en TechRadar leemos que un estudio de la revista científica Nature Climate Change considera que los vehículos autónomos y eléctricos pueden reducir de forma brutal la emisión de gases de efecto invernadero. Las coches eléctricos ofrecen poca autonomía pero, si tenemos una flota de taxis robóticos, se vuelve posible que unos se recarguen mientras el resto sigue prestando servicio. De acuerdo al estudio, la contaminación resultaría entre un 63% y un 82% más baja que en el caso de un vehículo híbrido privado, y un 90% menor que si optamos por utilitario tradicional.

El principal factor a tener en cuenta es que los taxis autónomos pueden diseñarse con sólo una o dos plazas. Y la mayoría de los coches suelen ir vacíos, así que este sistema es ideal: si una persona realiza un trayecto sola, en su busca acudirá un vehículo monoplaza que gastará mucha menos energía que uno con cinco asientos. Además, en un entorno completamente autónomo, los coches irían muy juntos, lo que reduciría el rozamiento del aire y bajaría el consumo. Lo mismo pasaría al acelerar y frenar de formas más eficiente.

Uber

Además, hay que tener en cuenta que hablamos del futuro, y entonces la producción de energía eléctrica será aún más ecológica, lo que reducirá en mayor medida el impacto contaminante. Por otro lado, cuando el número de kilómetros es más alto, el mayor coste del vehículo eléctrico se compensa con el de la gasolina, y los conductores ahorrarían dinero de forma global.

Está muy claro que las ventajas de la conducción autónoma son enormes. Los taxistas se van a ir al paro en unos años, igual que se fueron en su momento los serenos, esas personas que vigilaban la tranquilidad nocturna durante el siglo pasado. La lucha contra Uber ha tenido éxito, pero parece dudoso que el sector consiga otro hito similar en el futuro. No hay que olvidar que el ciudadano medio es el principal beneficiario de Uber, pero los coches autónomos ofrecen grandes posibilidades empresariales… y ya sabemos que quien tiene el dinero hace las leyes a su gusto.

¿Qué opinas tú de este tema? ¿Ves mucho futuro a este tipo de taxis robóticos, o crees que los viajeros no van a aceptar ponerse en manos de un ordenador que dirija su vehículo?

Archivado en Coches autónomos, Coches eléctricos, Ecología, Motor
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