Conseguir capital para llevar a cabo un proyecto que tenemos en mente es una tarea imprescindible para cualquier startup. A veces se trata de un proceso difícil y que cuesta bastante llevar a cabo, ya que necesitamos tener en cuenta muchas variables y a veces no tenemos el conocimiento necesario para visualizar todos los indicadores que hay en cualquier empresa.
Como empresa, debemos dar una buena imagen externa, para así conseguir que los inversores centren su atención en nosotros. Contrario a lo que se podría pensar, los inversores que deciden dar dinero a las empresas que están en sus primeras fases, no pasan demasiado tiempo recopilando información para así poder tomar una decisión. Esto puede parecer que no tiene demasiado sentido, ya que al fin y al cabo están jugando su dinero y pueden perderlo en cualquier momento, pero la verdad es que tiene una explicación.
Cómo se toman las decisiones
La mayoría de inversores de startups toman las decisiones de una manera parecida. Las empresas de capital riesgo y los Business Angels, normalmente escogen las oportunidades de negocio que reciben siguiendo unos criterios bastantes simples. En primer lugar, quieren ver si alguien en el que confían les recomienda el trato, y si no encuentran a nadie que lo recomiende, ignoran y dejan pasar la oportunidad sin fijarse en ninguna otra variable.
Cuando los inversores se fijan en una oportunidad, hacen un primer descarte después de mirar el resumen ejecutivo del plan de empresa de cualquier emprendedor. Esto se hace de una manera muy rápida, ya que generalmente en 30 segundos se suele rechazar o aprobar una idea para que pase a la siguiente fase.
Si la empresa consigue llegar a este punto, los inversores van a dejar al equipo de la startup un poco de tiempo para que expliquen de que va la empresa, es decir, el “pitch”. Como leemos en Entrepreneur, normalmente, los inversores dejan que el equipo tenga unos 20 minutos de presentación y unos 15 de preguntas y respuestas antes de decidir si siguen o no en el proceso. Después de esta parte, los inversores pasan mucho tiempo evaluando las oportunidades de inversión, pero quizá de 200 hemos reducido a 1 empresa.
Conseguir estar en las empresas escogidas
Los inversores descartan muchas empresas en las primeras rondas, así que las que quedan para evaluación son las que seguramente entrarán en sus objetivos de futuro. No obstante, como empresa no debemos pensar que vamos a ser una de las elegidas, ya que la gran mayoría se quedan olvidadas en el camino. Hay muchas maneras de conseguir el “no”, y se puede hacer una gran lista englobando todos los detalles, pero seria un trabajo casi infinito. Leer el resumen ejecutivo ya identifica por que no invertir en el 99% de las empresas presentadas.
Para una startup, casi todo es incierto. No se sabe si tendrá éxito, si tendrá beneficios o si hay un mercado dispuesto a comprar el producto. Los inversores no gastarán su tiempo en saber cosas inciertas, ya que eso no los llevaría a ningún lado, y tan solo sería una pérdida de tiempo, por lo que ellos quieren saber si lo que se considera incierto puede ser positivo, y por lo tanto si la inversión que se hace va a llegar a algún sitio que le reporte beneficios.
Se debe tener muy claro desde el principio la manera en que la empresa va a conseguir beneficios, y no nos podemos poner límites. Si marcamos unos beneficios de 100.000 euros, probablemente no pasaremos de allí, así que debemos hacer comparaciones con otras empresas mínimamente relacionadas con la nuestra y que hayan tenido éxito. Un inversor lo que quiere es invertir en el próximo Uber o Facebook, no una compañía sin perspectivas de futuro.
En definitiva, es muy importante relacionar la empresa con algo material, que no todo sean números. Podemos conseguir unos ingresos de 1 millón de dólares, pero que si nuestros gastos son de 2 millones, no vamos a llegar a ningún sitio. Hay que apuntar a ser el próximo unicornio, para que así los inversores tengan un referente y vean lo que somos capaces de hacer como startup.