El Internet de las cosas ha venido para quedarse, pero ello comporta algunas desventajas que hace unos años no nos habríamos ni imaginado. Estar conectados constantemente a la red suena muy bien, porque así podemos tener la información que necesitemos en el momento que queramos, no obstante, también debemos tener en cuenta que no todo es tan bueno como parece.
Antes de la era de Internet, nadie se imaginaba que con un solo teléfono móvil se podrían robar datos personales o del banco, o que con solo una mirada a la información personal alguien podría saber todo acerca de nosotros. En la actualidad, esto ha cambiado, y aunque nosotros podemos intentar protegernos para que esto no pase, hay muchas veces que los hackers se las ingenian con maneras únicas de robarnos toda nuestra información.
Ahora mismo estamos entrando en la era del Internet de las cosas, en la que los dispositivos conectados a Internet están infiltrándose en todos los aspectos de nuestras vidas. Con la llegada del protocolo IPv6 y la ampliación de las redes Wi-Fi, el Internet de las cosas está creciendo a pasos agigantados y los expertos estiman que en 2020, el número de dispositivos conectados inalámbricamente superarán los 40.000 millones.
Vulnerabilidades que deberían ser corregidas rápidamente
Con el Internet de las cosas podemos hacer cosas que nunca antes habíamos imaginado, pero la contrapartida es que también se está convirtiendo en un objetivo muy atractivo para los hackers. Con tantos dispositivos conectados y con tantas diferencias entre ellos, es más fácil que nos ataquen. Es por eso, que debemos movernos rápido para poder solucionar este problema.
Ya hemos visto en otras ocasiones que los wearables suponen un problema para la privacidad, porque los hackers pueden utilizar los sensores de movimiento que tenemos en los smartwatches para robar la información que estamos escribiendo, o bien, también pueden ver nuestros datos sobre salud que tenemos en las aplicaciones o dispositivos que estemos utilizando.
Algo positivo, es que la seguridad de estos dispositivos conectados se ha convertido ahora en un problema con mucha repercusión. Muchas medidas de seguridad se están implantando para prevenir los fallos que tienen los dispositivos, y además, se está poniendo mucho esfuerzo en prevenir grandes desastres antes de que puedan ocurrir. Empresas como Gemalto, líderes en seguridad digital, están pensando en ayudar a asegurar los dispositivos conectados gracias a la experiencia que tienen en los pagos móviles.
Pero el problema de seguridad en el Internet de las cosas, también ha provocado que nazcan nuevas alianzas tecnológicas. Un conglomerado de empresas líderes han creado una fundación sin ánimo de lucro que será responsable de investigar aquellos dispositivos que están conectados, para detectar vulnerabilidades, y así ofrecer asistencia a los proveedores de tecnología y a los usuarios finales. La fundación espera animar a las compañías para que consideren implantar más medidas de seguridad a los dispositivos.
El futuro y lo que aún queda por hacer
Aún se necesitan destinar más recursos para asegurar los datos y así proteger la privacidad de los consumidores y la de las empresas y corporaciones. El esfuerzo que se está poniendo para aumentar la seguridad de los dispositivos es notable, pero aún así, aún no es suficiente para conseguir disfrutar de todas las posibilidades que ello nos permite en un entorno seguro.
En primer lugar, se necesitan asegurar las conexiones que hay entre los dispositivos que tienen los usuarios y las compañías. A diferencia de los dispositivos controlados por nosotros, como el ordenador o el smartphone, los dispositivos que utilizan el Internet de las cosas están siempre conectados y encendidos, así que para conseguir que nos sintamos seguros, se deberían implantar más medidas de seguridad. Pero también necesitamos asegurar los datos que se recogen con el uso de los dispositivos, ya que mucha información se almacena en servidores virtuales, objetivos perfectos para hackers para conseguir grandes cantidades de información.
Además, se necesita una manera de poder instalar actualizaciones de seguridad de manera automática. Si cada usuario posee más de 10 dispositivos conectados a Internet, la idea de actualizarlos de manera manual queda automáticamente descartada, ya que eso supondría un derroche de tiempo enorme. No obstante, que las empresas los actualicen automáticamente también supone un riesgo, ya que pueden dejar de funcionar sin que sepamos muy bien el porqué. Se necesitan implantar medidas adecuadas de seguridad para solventar este problema y que los usuarios no tengamos preocupaciones por si actualizamos el dispositivo o no.
Que el Internet de las cosas se va a convertir en una parte muy importante de nuestras vidas es algo que ya sabemos, pero para sacar todo el partido de ello, debemos corregir los problemas de seguridad mediante la implicación de toda la comunidad tecnológica global. Esto puede revolucionar el mundo, pero sino conseguimos que su uso sea seguro, podemos convertirlo en una bomba muy peligrosa para robar a los ciudadanos.
¿Qué piensas sobre el Internet de las cosas? ¿Has sido atacado alguna vez en tu dispositivo por alguien?