“El cáncer nunca tendrá cura, pero sí se podrá convertir en una enfermedad controlable”. Esto afirmaba la oncóloga Pilar Espada Saz hace un par de años en unas jornadas de verano en Granada.
Es en este escenario en el que se mueven la ciencia y la tecnología para intentar convertir una de las enfermedades que más muertes causa en nuestra sociedad, en una mera enfermedad crónica. Dos años después de esta afirmación de Pilar Espada, hemos sabido que investigadores de la Universidad de Zaragoza y de la Universidad Pompeu Fabra han desarrollado un sistema alta tensión para destruir tumores sin apenas efectos secundarios para el paciente.
Qué han descubierto
Lo que han desarrollado ha sido un generador de pulsos de alta tensión capaz de destruir tumores sólidos mediante el fenómeno conocido como electroporación irreversible. En síntesis, lo que provoca este fenómeno es la muerte de las células incapaces de reparar el daño que los campos eléctricos elevados provocan en su pared celular. Es decir, lo que han conseguido ha sido eliminar el tumor sin necesidad de afectar ni a los nervios ni a la matriz de los órganos.
Hasta el momento, la técnica ha sido empleada en estudios “in vivo” demostrando una gran eficacia en varios ensayos de forma consecutiva. El generador en cuestión puede aplicar tensiones de entre 10-12 kilovoltios y corrientes de hasta 400 amperios.
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Qué ventajas tiene el Electrogenerador de Pulsos
Basicamente, esta técnica se diferencia de las actuales radiaciones ionizantes en que no provoca alteraciones térmicas en el organismo. Se sabe que este hecho aporta mejoras en la recuperación de los pacientes, ya que, provoca menos efectos secundarios. Además ahora si que se podrían tratar tumores en sitios concretos que antes serían imposibles de tratar.
Como sabemos, la quimioterapía ataca directamente a una zona, no a un punto concreto. Con el Electrogenador de Pulsos se habria conseguido salvar esta importante particularidad de la enfermedad.
Este sistema ha sido recientemente patentado por la Universidad de Zaragoza con un 66,6% de cuota del desarrollo y por la Universidad Pompeu Fabra con el 33.3% restante despertando el interés de varias empresas dedicadas al mundo de la investigación médica. Se es optimista, por tanto, en que la inversión y el desarrollo seguirán acompañando a esta tecnología para que en un futuro próximo, pueda estar al alcance de los pacientes.
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