Todos hemos oído hablar en más de una ocasión sobre los agujeros negros, pero, ¿sabemos realmente lo que son? Los agujeros negros son zonas con un campo gravitatorio tan grande que no dejan escapar nada, ni siquiera la luz. A continuación veremos algunos de los aspectos más importantes y curiosos acerca de estos.
¿Quién los descubrió?
La primera persona que habló de algo parecido a los agujeros negros fue un geólogo inglés llamado John Michell en 1783. Prácticamente lo mismo que haría el famoso matemático Laplace unos pocos años después. Ambos hipotetizaron la existencia de un cuerpo cuya masa fuera tal, que formase un campo gravitatorio descomunal –por aquel entonces la teoría de la gravedad de Newton era muy conocida y admirada–.
A partir de entonces muchos investigadores empezaron a contemplar esta idea y la comunidad científica en general comenzó a interesarse por el tema. Sin embargo nadie sabía ni qué buscar, ni cómo hacerlo.
Entonces llegó Einstein
El afán visionario de Einstein y su teoría de la relatividad entraron en juego a principios del siglo XX. Propuso que la luz también podría ser atraída por la gravedad –algo que después se demostraría– lo que abrió la posibilidad de que estos elementos cósmicos no fueran visibles a simple vista.
Además también presentaba en su teoría el concepto de espacio-tiempo, uniendo estos dos aspectos en un continuo donde ocurre todo. Por lo tanto, los agujeros negros serían una anomalía en este continuo.
¿Cómo son en realidad?
Para empezar hay que tener en cuenta que todo se basa en teorías matemáticas y experimentos, teniendo en cuenta que la posibilidad de acercarse a un agujero negro para estudiarlo es más bien nula ya que el más cercano se encuentra a unos 25 mil años luz de la Tierra. La parte más importante de un agujero negro es el horizonte de sucesos.
Este concepto representa un punto de no retorno, una barrera que una vez pasada nos impide volver. Aquí la cosa se pone todavía más interesante y debemos introducir conceptos cuánticos, hay que dejar de pensar en las leyes de la física tal y como las conocemos.
Hace ya un tiempo que Stephen Hawking demostró que este horizonte de sucesos es atravesado por pequeñas partículas de energía que de alguna manera establecen una conexión entre el interior y el exterior. Nada más escapa al horizonte de sucesos. Una vez atravesado, se necesitaría una velocidad superior a la de la luz –por ahora imposible– para poder escapar.
La fuerza del campo gravitatorio llega a ser tal que deforma la estructura del continuo espacio-tiempo, modificando –teóricamente– el paso del tiempo.
Y… ¿qué hay al otro lado?
Como podeis imaginar, las teorías acerca de esto son muy numerosas. Aquí los científicos tienen infinitas posibilidades con las que trabajar. Se habla de otros universos, otras galaxias, la nada…
Una de las más curiosas es la teoría de los multiversos. Según esta, nuestro universo, además de ser infinito, conectaría con un gran número de otros universos. Los agujeros negros podrían ser la entrada a estos universos paralelos.
También se habla de la posibilidad de que estos agujeros conecten con otras zonas de nuestra galaxia o incluso con otros momentos en el tiempo –recordemos que los agujeros serían capaces de deformar el tiempo–. Aquí cada uno puede dejar volar su imaginación, pero si algo tenemos claro es que aún hay mucho que no sabemos sobre las leyes de nuestro universo, lo que nos deja un basto territorio por descubrir.