Nuestro universo está lleno de misterios. Lleno de sucesos e incógnitas que no llegamos a entender. Su complejidad es casi infinita y hay cosas que incluso pareciendo simples, no comprendemos.
Una de esas preguntas es la siguiente: ¿De qué está hecho el universo? No debemos pensar en partes concretas de este, sino en todo su conjunto, en su inmensidad.
¿Qué es la materia oscura?
El término “materia oscura”, es bastante reciente. Fue acuñado hace no demasiado para denominar al tipo de materia que constituye el 85% del cosmos. Pero, y siendo tan abundante, ¿por qué no se había comenzado a estudiar antes?
El adjetivo “oscura” no fue puesto por casualidad. Esta materia es invisible a nuestros ojos, ya que, al contrario que los agujeros negros, ni emite ni absorbe ningún tipo de radiación y por tanto, tampoco la luz.
Había que buscar otra forma de verla…
A pesar de su “oscuridad”, al fin y al cabo, sabemos que está ahí. Esto es posible gracias a que podemos observar los estragos que causa su presencia. La existencia de ondas gravitacionales son una muestra de ello.
Sin embargo, la prueba más fiable de que la materia oscura está realmente ante nosotros, nos la da el propio movimiento de las galaxias. La mayoría de las galaxias, al estar rodeadas de esta materia, presentan fluctuaciones gravitacionales que las hacen girar mucho más rápido.
¿De qué está hecha?
La respuesta es bastante simple. Aún no lo sabemos con certeza. Toda la materia que conocemos está formada por átomos, compuestos a su vez por electrones, protones y neutrones. En cambio, la materia oscura está formada por algo totalmente distinto.
Existen diversas teorías acerca de su constitución, pero parece que aún nos queda mucho para poder obtener algún tipo de prueba. De hecho en las pruebas está lo más complicado. No podemos verla, mucho menos tocarla, ¿cómo vamos a poder estudiarla?
En busca de respuestas
Está claro que nos queda mucho por avanzar, mucho por descubrir. Los científicos saben lo importante que es seguir investigando sobre la materia oscura, ya que está presente y en gran cantidad, en absolutamente todos los rincones de nuestro universo.
Quién sabe si nos ayudará a comprender más sobre los comienzos del cosmos, o incluso de su posible final. Si hay algo que sé es que, teniendo en cuenta la velocidad con la que avanza nuestra tecnología, no tardaremos mucho en dar respuesta a esas preguntas.