El tabaco es un tema que causa mucha controversia en la sociedad. Todos sabemos que es malo, que provoca muchos efectos dañinos en el organismo humano que pueden derivar en cientos de enfermedades, siendo la más grave y la más conocida el cáncer de pulmón. Aquí en España se consiguió prohibir su consumo en lugares públicos cerrados hace ya unos años, y en algunas ciudades se persigue también su prohibición en lugares públicos.
Como consecuencia de esto y algunas cosas más, se lanzó al mercado el cigarrillo electrónico, que de momento –hablo desde el punto de vista de la legislación española– no está regulado y se puede consumir en cualquier sitio. Yo soy fumador de tabaco tradicional, soy consciente de todo lo que conlleva, y personalmente nunca me ha llamado la atención este aparato que presuntamente era más saludable. Y digo presuntamente porque como leemos en Engadget, acaba de demostrarse algo que pone en evidencia esta idea de que el cigarrillo electrónico era el sustituto perfecto al tabaco tradicional.
Dos agentes carcinógenos en el cigarro electrónico
Una explicación rápida para el que no sepa cómo funciona. El cigarro no es más que un recipiente con una batería que se carga por USB. Esta batería calienta una resistencia que está en contacto con un líquido, que sería el análogo al propio tabaco tradicional. Este líquido, al calentarse, entra en ebullición produciendo humo, que es lo que aspiramos como si fuese el humo normal de un cigarro, dando la ilusión de que estamos fumando como lo haríamos con el tabaco normal.
Si bien es cierto que el cigarrillo electrónico no es tan dañino como el tradicional, desde que salió se instauró la creencia de que no lo era en absoluto, y esto no es así. Recientemente se han descubierto dos agentes que sí que son malos para la salud. Según estudios realizados en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, en California, los productos tóxicos que contiene el cigarro electrónico provienen de la presencia de glicol y glicerina. Estos son disolventes usados comúnmente para la comida sin ningún tipo de riesgo, el problema es que al vaporizarlos emiten glicidol y óxido de propileno, que sí son dos posibles compuestos cancerígenos.
Sin embargo, no todos son iguales
Es cierto que hay muchos tipos de cigarrillos electrónicos, y no todos provocan la misma emisión de gases nocivos. Los investigadores concluyeron que los que tienen dos elementos de vaporización emiten menos gases que los que tienen una sola bobina, mientras que los que funcionan con una tensión eléctrica más alta tienden a generar humo con más toxinas, igualmente pasa con los que están más sucios. Sin embargo y como digo arriba, que no todos sean iguales –de dañinos– no significa que haya alguno que no sea dañino en absoluto.
En cualquier caso desde el laboratorio ven esta investigación como un filtro de construcción para el futuro. Quiero decir, que pretenden que, al conocer las causas por las que un cigarro electrónico produce más o menos toxinas, se podrán corregir ciertos detalles en la construcción de los mismos para evitar que esto ocurra. No obstante, Hugo Destaillats, co-autor del estudio, insiste en no darle a los cigarros electrónicos el adjetivo “sanos”, que los cigarros tradicionales son muy poco saludables, pero que los electrónicos son solo “poco saludables”.