Muchos, como todos los años, decidirán pasar sus vacaciones en la playa, o en la montaña. Si algo tienen en común estos dos destinos es que suponen una exposición prolongada a los rayos solares.
Hoy en Xombit os traemos algunos de los problemas más relevantes que puede causarnos un exceso de radiación ultravioleta. Unos ya los conocerás, pero es muy posible que otros no te resulten tan familiares.
Daños en la piel
Es algo muy recurrente y que hemos escuchado muchas veces, lo sé. Por lo tanto, si volvemos a repetirlo es que es de gran importancia. La piel es el órgano más grande del cuerpo y si le afecta una enfermedad grave, hay pocas soluciones.
Mucha gente cree que si normalmente se aplica crema solar y solo se ha quemado por estar al Sol unas pocas veces, no ocurre nada. Lo que menos gente entiende es que nuestras células epiteliales tienen memoria. El Sol que tomamos durante nuestra vida se va acumulando, sin posibilidad de vuelta atrás.
Cuando esta acumulación llega a límites extremos es cuando puede ocurrirnos algo muy grave, como sufrir el temido melanoma, que suele ser mortal si no se detecta a tiempo.
La vista
Algo de lo que se habla menos es de los problemas que puede causar el Sol a nuestra vista. Al igual que pasa con la piel, los daños producidos en nuestros ojos son acumulativos.
Entre las patologías más comunes sufridas por el daño de la radiación ultravioleta encontramos cataratas e incluso tumores malignos.
Las cataratas se produce por una opacificación del cristalino. Esta provoca una disminución de la agudeza visual. Si es grave y no se opera, podríamos quedaremos ciegos. Por todo esto, debemos proteger los ojos de los más pequeños adecuadamente.
Daño en el sistema inmunológico
Esto puede parecer algo contradictorio, ya que se recomienda una moderada exposición al Sol porque provoca un reforzamiento de nuestros linfocitos y del sistema inmunitario en general.
Sin embargo, como todo, el Sol en exceso y concretamente la radiación ultravioleta, puede llegar a inhibir completamente el funcionamiento adecuado de nuestras defensas. Debilita nuestras células, impidiendo que estas creen anticuerpos y propiciando que suframos enfermedades de todo tipo.
Aumento en nuestra temperatura
Una exposición prolongada al Sol aumenta mucho nuestra temperatura corporal. Por esto, se pueden producir daños por exceso de calor en el organismo, denominado hipertermia. Entre los más comunes encontramos calambres en los músculos y una sensación de agotamiento relacionada con la pérdida de líquidos a través de la sudoración.
Por si fuera poco, se puede producir una vasodilatación periférica, disminuyéndose el flujo de sangre en los distintos órganos de nuestro cuerpo y bajando la presión arterial.
Además, como todos sabemos, si seguimos expuestos a la radiación y el calor tras esto, podemos sufrir un golpe de calor. Como resultado de este, pueden aparecer dolores de cabeza, aumento de nuestra frecuencia cardiaca e incluso pérdida del conocimiento.
Por último, la disminución de la presión arterial y el aumento desproporcionado de la temperatura corporal puede provocar graves daños cerebrales o incluso la muerte.
Dados estos y seguramente muchos más problemas, debemos concienciarnos y aprender a protegernos del Sol adecuadamente.