Pasamos mucho tiempo buscando información en internet. Para resolver cualquier duda que se nos presente, sólo hace falta sacar nuestro smartphone del bolsillo y consultar la red.
Es cierto que esto ha mejorado mucho nuestro estilo de vida, y la ha hecho más fácil. Sin embargo, a la larga, un abuso de estas consultas, puede acarrear una serie de problemas cognitivos que seguro, no conocías.
Nunca hay que dejar de ejercitar
La gran cantidad de información a la que podemos acceder prácticamente al instante, hace que destinemos menos recursos para resolver problemas del día a día. Internet ha cambiado por completo la forma en la que aprendemos y consultamos algunos contenidos.
Como podemos leer en Muy Interesante, un doctor en psicología de la Universidad de California, llamado Benjamin C. Storm cree que esta nueva forma de obtener información está afectando sensiblemente a nuestra memoria y en concreto, a nuestra capacidad de recordar.
¿A que se refiere concretamente? Al contar con estas “ayudas”, dejamos de realizar algunas funciones por nosotros mismos. Por ejemplo, ya no hace falta que recordemos la fecha de cumpleaños de un amigo, porque Facebook nos la recordará.
Con este sencillo ejemplo, podemos comprender como poco a poco vamos ejercitando cada vez menos nuestra memoria. Esto puede llegar a atrofiarla considerablemente si la práctica desaparece durante un periodo de tiempo prolongado.
Si quieres saber más: ¿Acabará internet con nuestra memoria? Artículo publicado en “El País”.
Todas estas suposiciones llevadas a cabo por el investigador estadounidense debían demostrarse de alguna manera. Y así fue. En un estudio se formaron dos grupos de voluntarios que debían contestar una serie de preguntas.
Mientras uno de los grupos debía responder a las cuestiones sirviéndose de internet y los consiguientes buscadores, las personas restantes debían valerse únicamente de sus capacidades. Tras esto, se les planteó que utilizaran el método que quisieran para responder a preguntas cada vez más sencillas.
Los resultados obtenidos mostraron algo realmente relevante. Los que habían usado internet en primer lugar eran mucho más propensos a seguir usándolo y cada vez con mayor rapidez. Por lo tanto utilizarían mucho menos tiempo intentando pensar o recordar.
Como se pudo comprobar, el 30% de ellos no fue capaz de contestar a unas sencillas cuestiones cuando ya no podían disponer de las ayudas tecnológicas. Mediante este experimento los investigadores se percataron de las diferencias que pueden presentarse en las capacidades de unos y otros.
Debemos intentar hacer más por nosotros mismos, y no depender tanto de las nuevas tecnologías. Muchas capacidades cognitivas pero sobre todo la memoria, deben ser ejercitadas si no queremos acabar siendo menos smart que nuestro teléfono móvil.