La semana pasada, la Comisión Europea presentó en Bruselas la Iniciativa Europea de Biomonitorización Humana (HBM4EU) que se pondrá en marcha el 1 de enero de 2017 y con el que se pretende monitorizar los químicos a los que estamos expuestos habitualmente y que pueden llegar a ser dañinos para nuestra salud.
Así, la iniciativa (que contará con 74 millones de euros y que se prolongará durante cuatro años) en la que participan 100 instituciones europeas de 26 países diferentes, se centrará principalmente en el estudio de nueve sustancias, todas ellas presentes en objetos o productos presentes en nuestro día a día.
De esta forma, estudiarán su presencia, como podemos leer en El País, en análisis de sangre, orina, de la placenta y la sangre del cordón umbilical y en tejidos como la grasa.
Entre estas sustancias estudiadas de cerca encontramos los bisfenoles, empleados en la fabricación de todo tipo de envases de plástico o como recubrimiento en las latas de conserva. Aunque la Unión Europea argumentó en 2015 que este tipo de compuesto no es peligroso para nuestra salud, Francia (entre otros estados) ha optado por prohibirlo.
Otras sustancias seguidas por el estudio son los retardantes de llama bromados (BFR), utilizados en dispositivos para que sean menos inflamables, o el cadmio, que se acumula a través del tabaco o con alimentos como el marisco.
Entre las metas del estudio encontramos el análisis del efecto de los compuestos de forma individual y también cómo lo hacen de forma combinada. Asimismo, se pretende hacer un estudio de los compuestos emergentes, los cuales aún no han sido seguidos de cerca.
Científicos españoles como Jesús Ibarluzea, investigador del Instituto de Investigación Sanitaria Biodonostia, señalan la falta de compromiso de algunas administraciones públicas y la dificultad añadida de la “velocidad de sustitución de sustancias por parte de la industria”.
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