Hace una semana, concretamente el 25 de enero, el nuevo Presidente de Estados Unidos firmó el decreto por el cual se permitía la construcción de un muro (o el cierre definitivo del existente) entre los Estados Unidos y Canadá.
Este muro de 3.200 kilómetros de largo y entre 10 y 20 metros de alto pone no únicamente en peligro la economía de las familias que viven cerca a la zona fronteriza, sino también la biodiversidad de esta área.
Trump se defiende diciendo que este muro servirá para acabar con la inmigración ilegal y con el tráfico de droga. Sin embargo, ¿qué pasa con los animales? Para ellos no existen las fronteras entre los países (cuánto hemos de aprender), nosotros somos los únicos responsables de cercarlos y cerrarlos.
Según un informe publicado en mayo del año pasado, la construcción del polémico muro supondría la amenaza de más de 100 especies animales.
El adiós a la diversidad genética
Con el corte en dos mitades del paisaje fronterizo entre México y Estados Unidos, los animales quedarán contenidos en una u otra parte. Acabando con la posibilidad de mezclarse entre individuos de la misma especie, y con la diversidad genética.
Por ejemplo, pasando la frontera el lobo de México mejora su patrimonio genético. Entre otras especies amenazadas encontramos los antílopes de América, los osos negros y los jaguares (un espécimen de esta especie apareció en el límite de la frontera el diciembre pasado).
Pero el muro no es únicamente el problema, la construcción del mismo también conlleva desventajas para los animales: carreteras, camiones, obreros, material de construcción…
Podemos concluir, por lo tanto, que las fronteras conllevan una gran cantidad de inconvenientes no únicamente para la convivencia entre diferentes agrupaciones de seres humanos (ya sea países o regiones) en cuestión de racismo o de intolerancia, sino también a la biodiversidad y a la vida de los animales.
Fuente: Le mur de Trump ne bloquerait pas seulement les hommes mais aussi les animaux (Mashable France)
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