La conocida como paradoja de Fermi surge de nuestra aparente soledad en el universo. Teniendo en cuenta que el número de estrellas y galaxias que lo componen es prácticamente infinito, ¿por qué no hemos encontrado indicios de vida más allá de nuestro planeta? Sin duda, es algo muy complicado de responder.
Existen teorías que nos presentan distintos motivos por los cuales nos encontraríamos en esta situación, y hoy hablaremos de una de ellas. Esta se basa en un concepto muy importante y que siempre debemos tener en cuenta en estos temas. Hoy hablaremos del paso del tiempo.
Demasiado tiempo
Se estima que nuestro universo posee unos 14.000 millones de años de edad. En cambio, nuestro sistema solar, y en concreto nuestro planeta, habrían nacido hace unos 4.500 millones de años. Por si esta diferencia fuese poca, el ser humano como lo conocemos apareció en la Tierra hace apenas 200.000 años. Aquí radica uno de los problemas más difícilmente salvables en nuestra búsqueda de vida por el cosmos.
Acabamos de llegar, y eso es un enorme inconveniente. Sin embargo, no es que nuestra tecnología pueda estar tremendamente desfasada en comparación con la de una civilización inteligente, o que no seamos capaces de captar sus señales, el problema es que simplemente podríamos no haber coincidido con nadie en nuestra corta existencia.
Puede que civilizaciones enteras se hayan extinguido hace millones de años o puede que la vida esté aún naciendo en un nuevo planeta. El tiempo puede alejarnos tanto de encontrar a otros seres como lo hace la inmensa distancia que nos separa. Deberemos tener mucha suerte si queremos responder algún día a una de las mayores incógnitas de nuestro universo.
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