Cuando una buena campaña de mercadeo nos vende un producto como una solución saludable, ya luego se pone cuesta arriba bajarlo del pedestal; y algo parecido sucede con el aceite de coco. Desde hace poco años, el aceite de coco se ha vendido como un líquido milagroso que funciona para la estética de la piel, el cabello y sobre todo como un sustituto excelente de otros aceites comestibles, por su bajo contenido en grasas saturadas.
Según un estudio reciente publicado en la revista Circulation y realizado por la Asociación Americana del Corazón, la fama del aceite de coco como un sustituto de las grasas saturadas no tiene ningún respaldo, y más bien se trata de un aceite que contiene un 82% de grasa saturada, lo cual lo hace tan dañino como la mantequilla o el aceite de palma.
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El aceite de coco contiene más grasas saturadas que la mantequilla
Considerando el manejo erróneo de información que existe sobre algunos productos en el mercado, uno de los fines del estudio realizado por Asociación Americana del Corazón era aclarar esta percepción, y disminuir el riesgo de una elección inadecuada de alimentos y por tanto el riesgo de afectar la salud.
En la lista de alimentos revisados por la Asociación Americana del Corazón se determinó, después de realizar siete ensayos controlados, que el aceite de coco contiene 82% de grasas saturadas, mucho más que la mantequilla con 62%, la grasa de vaca con 50% o la grase de vaca con 39% de grasa saturada.
De acuerdo con líder la de la investigación Frank Sacks, también se buscó hacer contrapeso a varios informes publicados desde 2014 que aseguraban que la cantidad de grasas saturadas que se consumen en la dieta diaria no contribuyen al riesgo de enfermedades cardíacas. Por ello, en este nuevo informe los científicos se esforzaron en identificar pruebas sólidas sobre cómo la grasa saturada aumenta el colesterol malo, o LDL, principal causante del endurecimiento y obstrucción de las arterias que conduce a ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades del corazón.
Dentro de los datos estudiados, los investigadores han confirmado que el consumo de grasas más saludables como la canola, la soja, el cacahuete y los aceites de girasol si sin capaces de reducir de los padecimientos cardíacos, siempre y cuando se combinen con otros alimentos como los granos, alimentos integrales y se reduzcan los azucares, harinas y frituras.
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