Ayer la noticia alegró a muchos pero también cayó como un jarro de agua fría a bastantes: supimos que Steve Ballmer se retirará en los próximos meses para dejar paso a una nueva Microsoft. El cofundador de la multinacional, Bill Gates, ya le había cedido el puesto de mando en el año 2008, y Paul Allen (su socio inicial) hacía tiempo que se había desentendido. No son los únicos personajes históricos de la informática que han abandonado su puesto, desgraciadamente Steve Jobs falleció el año pasado y Steve Wozniak hace mucho tiempo que tiene un puesto en Apple meramente testimonial.
Para mí, este movimiento tienen una fuerte carga sentimental: representa la jubilación del último gran directivo que se ganó su puesto empezando desde abajo, creando una empresa de cero. Tanto su sucesor como Tim Cook pueden resultar excelentes gestores, seguro que su formación y carácter son más adecuados para sacar adelante una gran multinacional. Pero les falta ese ímpetu propio del emprendedor que crea su propio negocio, esa determinación por sacar adelante sus ideas aunque no sean la estrategia más correcta comercialmente. La diferencia me parece clara, no se puede comparar a un eficiente gestor con un hombre que ha levantado un imperio de la nada.
Aún quedan en la industria personas peculiares, fundadores de sus propias empresas. Por ejemplo, Larry Page, CEO de Google, que además aún es muy joven. Pero le tocó vivir en una época en la que el sector ya estaba muy avanzado, y además siempre ha tenido un perfil muy bajo, lo más alejado posible de los medios. Sí que se debe mencionar que permite a su empresa iniciar muchos proyectos arriesgados, sin ningún miedo a que fracasen. Sin duda, quedan nuevas compañías por fundar y nuevos directivos por hacerse famosos, pero no puedo evitar dejar de sentir nostalgia por unas compañías que pierden a las personas que las vieron crecer y las amaron.
En mi opinión, y aunque la bolsa ha reaccionado positivamente a la retirada de Ballmer, creo que a largo plazo esto resulta malo para las empresas. Eliminar a personas con talento nunca representa una buena idea, y en muchos casos las nuevas directivas son mucho más conservadoras. Ahí tenemos a Tim Cook, que se ha limitado a lanzar todo lo que pide el mercado (productos que Jobs no hubiera permitido) sin arriesgarse a hacer propuestas propias. Sin duda,el día en que se vaya Steve Ballmer será triste para la tecnología en general.
¿Qué opinas tú? ¿Sientes nostalgia por este paso del tiempo, o crees que la renovación generacional resulta inevitable?
En un futuro, los nuevos emprendedores, posiblemente piratas informáticos, sacaran rédito a sus inquietudes ofreciendo sistemas alternativos de comunicación, que competiran con los medios convencionales, gracias al reclamo “privacidad”.
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