En 1984, dos años después de dirigir Vincent, el cortometraje realizado en stop motion del que os habló la semana pasada mi compañera Aranzazu en su sección Cortos en Red, Tim Burton se lanzó a la dirección de Frankenweenie, su primer cortometraje de acción real, arropado de nuevo por la poderosísima factoría Disney y recuperando parte de su trabajo anterior.
Y es que si en Vincent vimos como su protagonista, el niño fascinado por Vincent Price y Edgar Allan Poe, soñaba con hacer experimentos a su perro Abercrombie con el fin de crear un zombie, el pequeño Victor Frankenstein de Frankenweenie decide aplicar las aburridas clases de ciencias del colegio para devolver de entre los muertos a Sparky, su amada y difunta mascota, con un rayo en una noche de tormenta. Pero el resultado no es el esperado, al menos estéticamente, y el pobre Sparky, terrorífico a su pesar, ve como todo el vecindario se levanta en bloque dispuesto a eliminarlo.
A lo largo de sus poco más de veinticinco minutos de duración, Burton homenajea el cine de terror clásico y reinterpreta con humor el mito de Frankenstein a partir de la adaptación que James Whale realizó en los años 30 de la novela de Mary Shelley. De hecho, el director confiesa que su intención era trasmitir lo que sintió la primera vez que vio el film protagonizado por Boris Karloff, de ahí que una historia tan oscura como ésta esté narrada desde el punto de vista de un niño todavía inocente que es capaz de hacer cualquier cosa por su primer y más puro gran amor. Ese mismo amor incondicional que el pequeño Burton sentía por su perro Burbank y del que tanto le dolió despedirse.
Pero a pesar de que este bonito mensaje, a Disney no le gustó nada el cortometraje. Consideraron que la escena de la muerte de Sparky era demasiado terrorífica para su público eminenetemente infantil a pesar de que sucede fuera de campo y decidieron aplazar su estreno. Así pues, en lugar de acompañar el estreno de Pinocho, Frankenweenie finalmente se tuvo que conformar con ser estrenada en Gran Bretaña con un año de retraso y acompañando al film de aventuras Baby, el secreto de la leyenda perdida.
Por si eso no fuese suficiente, Burton fue despedido y acusado de malgastar el millón de dólares que costó la producción, y eso teniendo en cuenta que los actores no cobraron y que aprovecharon viejos decorados utilizados en el Frankenstein de los años treinta y que sólo fueron reutilizados antes en El jovencito Frankenstein de Mel Brooks.
Durante años Frankenweenie permaneció perdido hasta que en 1994, y aprovechando la fama de Burton gracias a títulos como Beetlejuice, Eduardo Manostijeras o los dos primeros Batmans, Disney decidió rescatarlo y sacarlo en vídeo. Desde entonces se le considera una obra de culto clave para entender el particular universo del director, y ahora es el propio Burton el que ha querido recuperar su peculiar historia de amor para explicarla tal y como la concibió en su momento gracias a la libertad que le proporciona la técnica del stop motion y, de nuevo, con el apoyo de Disney. Las vueltas que da la vida.
A continuación tenéis dos versiones del cortometraje, una en inglés con subtítulos y la otra doblada al castellano, para que nadie ponga como excusa el idioma.
Versión doblada al castellano:
Vía | 9 News
Un corto genial, pero entiendo que al principio Disney no lo viera con buenos ojos.
Sí, se entiende, pero me parece curioso que lo quisieran estrenar junto a Pinocho, que a pesar de su apariencia, no es precisamente el film más alegre e infantil de Disney