Los nuevos iMac, disponibles desde el pasado día 30 de noviembre, son máquinas muy hermosas, que levantarán la admiración de los consumidores y decorarán con buen gusto cualquier hogar u oficina. Y la característica distintiva de la que hacen gala es un grosor muy reducido, digno de un ultrabook. Aunque estos modelos han sido recibidos positivamente por los medios tecnológicos, mi preocupación respecto a ellos es si Apple ha llevado demasiado lejos los sacrificios técnicos para conseguir ese perfil tan atractivo. Porque el diseño es importante, pero cuando prima de forma excesiva sobre la utilidad real, lo podemos calificar como un principio bastante frívolo.
Ya habíamos dedicado palabras duras al HP Spectre One que ofrecía una alternativa similar, y con Apple no podemos ser menos exigentes. ¿Realmente resultaba imprescindible quitar la unidad de DVD? Puede que no sea muy necesaria a día de hoy, pero hay usuarios que aún la usan. Sin embargo, se trata del menor de los inconvenientes de los nuevos aparatos. Y es que tienen problemas como que resulta muy complicado acceder a su interior: el modelo de 21,5 pulgadas no permite ni sustituir la RAM, y cambiar discos duros o tarjetas gráficas en esta gama hace años que sólo está al alcance de los dispuestos a realizar un proceso de desmontaje complejo.
Otra carencia clara es la discreta respuesta de los altavoces, y no sabemos si la entrada HDMI ha sido descartada por falta de espacio o por una decisión de diseño. Lo que resulta obvio es que se podrían haber construido equipos más potentes si no fuera por el desmedido interés en hacerlos delgados, y creo que eso se vuelve de gran importancia para la mayoría de los consumidores cuando hablamos de productos de un coste considerable. Los nuevos iMac son atractivos a la vista, pero ocupan aproximadamente lo mismo en un escritorio que una máquina mucho más gruesa, y considero dudoso que los vayamos a transportar con mayor frecuencia por la reducción de peso.
Aunque comprendo que haya personas para las que el diseño resulte de suma importancia, y por lo tanto consideren estas propuestas muy atractivas, para mí la obsesión de Apple con el exterior es una muestra clara de esnobismo. Me parece adecuado mejorar el aspecto de los gadgets, pero siempre dando mayor importancia a su utilidad y a la experiencia final del usuario que a la estética. Por eso creo que los iMac del 2012 representan un error de concepto, y son una nueva prueba de la decadencia de la marca de la manzana a la que llevamos asistiendo desde hace ya meses.
¿Qué opinas tú de este tema? ¿Crees que ha valido la pena el sacrificio de características en los sobremesa de Apple para alcanzar una delgadez extrema, o consideras como yo que los chicos de Cupertino se han equivocado?
Muy buen artículo Miguel. Comparto algunas de tus impresiones. Como futuro poseedor de un iMac 2012, he de decir que el motivo por el que me he decantado por él, junto con el estético (me parece precioso), es porque Apple tiene la fea costumbre de no bajar precios de productos que van a descatalogar. Llevo esperando mucho tiempo para comprar un iMac y no me parece de recibo pagar lo mismo por un modelo de especificaciones antiguas que por uno recien salido al mercado. Por otro lado, es cierto que en una máquina de sobremesa no es algo fundamental el espacio pero se agradece que mimen el aspecto. Comparto sin embargo que Apple lleva tiempo sumida en una espiral de decadencia con productos continuistas, poco innovadores y excesivamente caros, sobre todo en el terreno iPad e iPhone.
¡Gracias! Yo pienso que Apple tiene demasiado dinero como para no ser capaz de reaccionar ante estos problemas, pero tampoco soy un gurú…
A mi no me gusta nada Apple. Siempre me ha parecido muy poco innovador. Todo lo que han presentado ya lo conocía yo en otros productos muchos años antes. Solo me gustan mucho sus diseños por fuera, el resto, sobre todo el software que lleva por dentro no me gusta nada como esta diseña, ni su funcionamiento mucho menos sus funciones capadas.
El nuevo iMac esta chulo (hablando siempre del diseño exterior), yo soy de los que no me gusta comprar un PC con unidad óptica. Desde hace muchos años que no uso un disco.
Lo que no me ha gustado, en esta ocasión, de Apple, es que intenta esconder el verdadero culazo que tiene el nuevo iMac, haciéndote creer en las fotos que es superfino en toda la superficie cuando, como bien comentas, es su parte más profunda no se diferencia mucho de cualquier Todo-En-Uno más.
Lo que no me gusta que haga nadie es, que por hacerlo bonito, le ponen menos potencia, pero además triplican el precio de por sí ya excesivo. Esto también esta ocurriendo con los híbridos de Windows 8, que algunos llevan el hardware de un mini de hace 3 años (Intel atom, 2gb de ram, etc.), que costaban por aquel entonces 200€,. Pero ahora con Windows 8 pasan a valer más de 1000€ en la mayoría de casos.