Cuando probé Windows 8 quedé prendado del soplo de aire fresco que representaba para el mundo del PC, hasta tal punto que lo uso de manera diaria. Reconozco que tiene aspectos por pulir, algún bug y, sobre todo, una falta de aplicaciones muy grave, aunque lógica considerando su reciente lanzamiento. Pero esto no justifica el mal recibimiento que está sufriendo por parte de público y medios especializados. Excluyendo a las personas que esperaban un producto continuista, creo que la explicación de su escaso éxito tiene que ver con el hardware: no se puede revolucionar Windows y pretender seguir montándolo en las mismas máquinas de siempre.
Esta muy claro que la última versión del sistema operativo de las ventanas está pensado para ser utilizado en pantallas táctiles de pequeñas dimensiones. Así que los portátiles que no las incluyen se quedan descolgados. Además, resulta necesario un tackpad que soporte gestos multitáctiles. Por otro lado, lo ideal es poder separar la pantalla del teclado para usarla de manera autónoma, otro requisito que muchos modelos no cumplen. Además, buena parte del hardware del ecosistema no puede competir con el iPad o los tablets Android en aspectos clave como la resolución de pantalla o la delgadez de los dispositivos.
El resultado es que quien quiere un PC tradicional encuentra en Windows 8 una pobre alternativa, y aquellos que desean un dispositivo más moderno tienen poco donde elegir, ya que la mayoría de las máquinas son convencionales. Microsoft parece estar muy al corriente del problema, puesto que con su tablet ha intentado dar ejemplo a los demás fabricantes de qué es lo que tienen que hacer para ganarse a los consumidores. Pocas marcas han tomado nota, y ninguna ha logrado ofrecer precios atractivos que hagan frente a los de Apple (no hablemos ya de los del ecosistema Android), aunque sí que hay propuestas interesantes que considerar.
Creo que tanto Microsoft como sus socios se han equivocado. La primera debería haber permitido incluir Windows 8 sólo en las máquinas en las que resultara lógico y beneficioso para la experiencia de usuario, dejando Windows 7 para las otras. Los fabricantes, por su parte, tendrían que haber arriesgado más con la llegada del sistema operativo, y ofrecer aparatos atractivos y con precios ajustados. Ninguno de los interesados ha tomado las decisiones correctas, y creo que el resultado de ello lo vamos a ver a lo largo del 2013: Windows 8 tardará mucho en arrancar, y se volverá muy complicado convencer a los consumidores reticentes al cambio.
¿Qué opinas del tema? ¿Te gusta el hardware que utiliza el último sistema operativo de los chicos de Steve Ballmer, o crees que necesita mejorar para alcanzar el éxito?
Yo no sé el motivo, pero cuando salió Windows 7 tenía muchas ganas de cambiarme (desde Windows XP), pero con Windows 8 no me pasa lo mismo…
Opino lo mismo, no tengo la necesidad ni de probarlo y eso es problema de Microsoft, que no ha sabido producirnos esa necesidad. No creo que el Hardware tenga la culpa, creo que es más por la falta de interés en venderlo, ya que al ser Windows tarde o temprano se irá implantando poco a poco (a no ser que Android presentara algo nuevo en ordenadores, que todo puede ser).
windows 7 funciona bien en ordenadores. Windows 8 está enfocado más a dispositivos móviles. En móviles hay mucha competencia y a día de hoy mejor que windows, por lo que no se adopta y en ordenadores es mejor el 7 que el 8, por lo que tampoco se adopta… No lo tiene fácil microsoft, no va a ser fácil lograr que la gente adopte este sistema.
Definitivamente Windows 8, tiene muchos bugs, lastimosamente en mi caso lo pongo debajo de windows 7, se podria dar la mano con windows vista, porque son HORREN DOS, para usuario de Escritorio este sistema realmente no es provechoso porque a largo o corto plazo este se bloquea demasiado y no ingresa, (se pega). Como técnico de Pcs, No recomiendo Windows 8, REALMENTE WINDOWS 7, es un sistema mas completo en mi caso no lo cambiaria .