En los primeros años de la telefonía móvil, el servicio estrella no podía tratarse de otro que la voz, aunque pronto los mensajes de texto comenzaron a popularizarse, dejando a las empresas de telecomunicaciones unos beneficios gigantescos por una tecnología sin apenas coste adicional. Pero posteriormente comenzó la revolución de los smartphones, puesta en marcha por el iPhone, un aparato que ya pasa de los seis años de antigüedad, y la transmisión de datos dio lugar a innumerables prestaciones extra. Tantas que, a día de hoy, las llamadas de voz parecen condenadas a transformarse en algo del pasado, reservadas para situaciones especiales.
Los sistemas de mensajería instantánea se postulan como la alternativa más interesante: sin coste (sólo consumen una pequeña parte de nuestra tarifa de datos), menos intrusivos que una llamada de voz, con la posibilidad de establecer conversaciones grupales y enriquecerlas con materiales multimedia adjuntos. Todo ventajas, y por eso opciones como LINE, el chat de Facebook y WhatsApp se han colado en los teléfonos de la mayoría de los usuarios, hasta el punto de transformarse en las verdaderas impulsoras de las ventas de muchos smartphones. Representan la opción de comunicación más cómoda, al mismo tiempo que la más económica.
Desde mi punto de vista, las llamadas de voz quedan reservadas para ciertos contextos: contactos profesionales en los que no haya cierta confianza, personas que no dominan la tecnología, ocasiones de cierta solemnidad o familiares alejados geográficamente que quieran escucharse la voz (y que no usen VoIP). Y, sobre todo, cuando deseamos comunicar algo con cierta urgencia, y WhatsApp no funciona, o el remitente se ha despistado (¡todos tenemos una vida que atender!) y no contesta al mensaje. Es decir, se tratan de situaciones concretas, que pueden resultar más o menos frecuentes, pero que no son la norma.
Por supuesto, puede haber personas a las que le guste hablar por teléfono, pero lo cierto es que su afición cada vez resulta menos popular. El futuro de las comunicaciones pasa por la mensajería instantánea, y las llamadas de voz quedarán como una opción alternativa para circunstancias determinadas. Al fin y al cabo, no nos compramos smartphones de última generación para utilizar las mismas prestaciones que llevan disponibles desde el nacimiento de la tecnología móvil. Así que me temo que el negocio de las telecos va a ir decayendo poco a poco, y se tendrán que centrar únicamente en las tarifas de datos, cada vez con mayor competencia.
¿Qué opinas del tema? ¿Sigues llamando por el móvil, o ni te acuerdas de la última vez que lo usaste para esa función?
Imagen | Cass Chin