Parece un hecho generalmente aceptado que lo que se le debe exigir a un televisor se trata de la mejor calidad de imagen posible: más resolución, más cuadros por segundo, mejor contraste y colores muy vívidos… Tecnologías como el 4K y el OLED se centran en ello. Y luego, se valora el diseño, especialmente los materiales de calidad, la delgadez del conjunto y unos bordes alrededor del panel muy finos. Todo eso está muy bien, pero implica dejar de lado un factor clave como el sonido, una renuncia que considero que se trata del todo inaceptable.
Y es que en los modelos actuales sencillamente no hay espacio físico para altavoces de calidad, que no se pueden miniaturizar sin límites. Eso no representa un problema si queremos audio envolvente y vamos a adquirir un sistema específico para ello. Pero, aunque nos baste con el simple estéreo de toda la vida, sin una barra de sonido adicional el resultado nos parecerá bastante deficiente. El problema no está sólo en el coste del accesorio, sino en que se trata de otro aparato a acomodar en nuestra sala, que además aumenta el lío de cables. La calidad sonora debería resultar fundamental, no un extra que adquieran aparte los usuarios más sibaritas.
Sin embargo, los fabricantes actuales siguen empeñados en mejorar la imagen con todo tipo de avances y añadir prestaciones adicionales a sus televisores inteligentes. Pero a muchos nos gustaría que nuestro dispositivo fuera bastante más grueso (¿acaso lo vamos a mover habitualmente?) y tuviera una base contundente en la que se alojara un subwoofer que permitiera obtener graves profundos, aparte de otros altavoces de calidad para medios y agudos. En una época en la que triunfan los todo-en-uno en los ordenadores de sobremesa, estaría bien poder comprar un televisor “completo”, que no requiera de periféricos para ofrecer una experiencia auditiva digna.
La conclusión es que los fabricantes se han empecinado en la moda absurda (similar a la de los phablets) de crear aparatos con diseños muy estilizados y altavoces claramente deficientes, y deben corregir su actitud. Los consumidores tienen que empezar a exigir en este aspecto (aunque se trate de una prestación que no se perciba en la tienda al realizar la adquisición) y, de esta forma lograr que la industria de los televisores dé un paso adelante. Este representa un problema que llevamos demasiados años arrastrando, y respecto al cual hemos de presionar a las marcas para que se solucione.
¿Qué opinas del tema? ¿Estás satisfecho con la calidad de audio media de los televisores actuales, o crees como yo que debe mejorar mucho?
Totalmente de acuerdo contigo, Miguel. Solo con que sacrificaran un poco esa suma delgadez en el diseño, podrían incluir en la misma carcasa una barra de sonido adecuada al modelo en la parte superior o inferior. Muy buen artículo. Saludos,
¡Gracias! Es que me parece muy fuerte esa obsesión por la extrema delgadez, se pueden hacer modelos razonablemente esbeltos y ponerles altavoces decentes, como mínimo.
A ver si alguien toma nota… 🙂
probablemente se dieron cuenta de que la gente creó el habito de hacer un pack agregando un home theater a la compra (a consecuencia del mal sonidos de las tv), quizá por eso ya no les interesa mejorar el sonido.