La multinacional de Redmond se encuentra inmersa en profundos cambios: apuesta fuertemente por el hardware, con nuevas versiones de sus tabletas y la compra de la división de móviles de Nokia. También a nivel interno tuvo lugar una gran reorganización, que culminará con la salida de Steve Ballmer, el actual CEO. Si su sustituto es Stephen Elop (anteriomente al mando de Nokia), puede que el nuevo rumbo resulte sorprendente. En cualquier caso, no parece que Microsoft esté paralizada a la espera de encontrar un nuevo líder, como demuestra la idea que hoy se anuncia, y que puede volverse más importante de lo que aparenta.
Hasta ahora, la multinacional obligaba a clasificar a sus empleados de acuerdo a su rendimiento, para destacar a los mejores (o los simplemente buenos), pero también para señalar a los que estaban debajo de la media y a los que peor desempeñaban sus labores. El sistema fue criticado por antiguos trabajadores, que consideraban que impulsaba una competitividad destructiva, y dañaba a la empresa a nivel global. Pues bien, la política va a cambiar. Lo ha comunicado Lisa Brummel (encargada del departamento de recursos humanos), por medio de un memorando interno, en el que asegura que cada unidad tendrá ahora más libertad para decidir los incentivos.
Eso sí, ya no se buscará sólo intentar mejorar el desempeño individual del empleado, sino que también se valorará el trabajo en equipo. Sin duda, un concepto interesante. No cabe duda de que un sistema de este tipo (que se usa en empresas como Amazon, Yahoo! o Facebook) no se abandona a no ser que se descubra que afecta al correcto funcionamiento de la organización. Esperemos que este cambio (uno más entre tantos) dé fuerzas a Microsoft para enfrentarse a rivales tan duros como Apple y Google, que cada vez le ponen las cosas más difíciles.
¿Qué opinas del tema? ¿Crees que fomentar la competitividad de manera individual puede acabar por representar un problema a nivel global?