Sí, existen muchas dietas para adelgazar, pero resultan difíciles de seguir y, a largo plazo, no suelen funcionar. Uno de los grandes problemas que implican es que, cuando se nos prohíbe un alimento, aumenta la tentación de comerlo. La idea de la alimentación intuitiva fue introducida por las dietistas Elyse Resch y Evelyn Tribole, y se basa en escuchar a nuestro cuerpo. La psicóloga Tracy Tylkap aportó posteriormente una serie de reglas:
– Controlar si estamos saciados: volverse realistas respecto a sí debemos comer más dependiendo de cómo de llenos nos sentimos.
– Comer por razones físicas: dejar de alimentarnos porque nos encontramos ansiosos, aburridos o estresados.
– No prohibir alimentos: se puede comer de todo, bajo la premisa de que tras tomar algo poco saludable nos sentiremos naturalmente inclinados a compensarlo con otra cosa más sana.
Puede parecer una dieta fácil, pero no lo es. Siguiéndola podríamos alimentarnos continuamente de hamburguesas hipercalóricas, pero deberíamos darnos cuenta de que eso no es lo que pide nuestro cuerpo para sentirse bien. Un ejemplo con chocolate: los primeros bocados resultan deliciosos, pero luego va perdiendo interés. En teoría, esa se trata de la manera con la que cuenta nuestro organismo para decirnos que ya ha tenido suficiente.
Pero lo cierto es que no se disponen de pruebas concluyentes de que la dieta resulte efectiva para adelgazar, ni de que el cuerpo humano resulta verdaderamente capaz de regularse de esta forma. Los creadores de la alimentación natural tampoco la conciben como centrada en perder peso. En este artículo de NYMAG.COM se ofrecen más detalles interesantes sobre la propuesta, que por ahora no se ha vuelto demasiado popular en nuestro país. La verdad, yo no me vería capaz de seguirla… ¡estaría todo el día preparando pizza y bebiendo Coca-Cola.
¿Qué opinas de esta alternativa a la hora de comer? ¿Te parece interesante, o la ves demasiado atrevida para confiar en ella sin más estudios que la avalen?
Imagen | Pink Sherbet Photography