Los alimentos hiperpalatables son diseñados específicamente para obtener una respuesta más positiva por parte de nuestro cerebro que los tradicionales. Suelen tratarse del fruto de un trabajo cuidado, y destacan por contar con mucha grasa y azúcar. También se incluyen aditivos para mejorar el sabor, incluyendo grandes cantidades de sal. Además, resultan agradables de comer, no hay que masticar mucho, y apetece tomar más aunque uno ya esté lleno del todo. Este tipo de productos pueden representar una de las causas de la plaga de obesidad que está asolando Occidente, y que provoca graves consecuencias médicas, sociales y económicas.
Según algunos datos, el problema es que estos alimentos causan sensaciones positivas que nos animan a comer más. Sí, suena parecido a una adicción. De acuerdo con un estudio de Nicole Avena y Mark Gold, la segregación de dopaminas del cerebro en estos casos resulta similar a la de las drogas. Muchos expertos consideran que este tipo de trastornos alimenticios, cuando provocan obesidad, deberían tratarse de una manera similar a los abusos de otras sustancias, usando tantos terapias conductales como farmacológicas. Pero, obviamente, la prevención también tendría que ser de un aspecto en el que se trabaje, a nivel social y gubernamental.
Se recomienda subir los impuestos de estos alimentos, como si fueran alcohol o tabaco. También habría que limitar el acceso a estos productos, prohibiendo incorporarlos a las máquinas dispensadoras, e imponer restricciones en la venta y promoción. ¡Cuántos niños quieren una hamburguesa sólo porque trae un juguete! Desde luego, creo que estamos ante un tema serio, y que resulta importante que hagamos esfuerzos por mejorar nuestra dieta, porque es clave para mantenernos saludables y disfrutar de una vida larga. Aunque parece que a la industria alimentaria eso le importa muy poco en comparación con sus beneficios.
¿Qué opinas del asunto? ¿Necesitamos medidas contra los alimentos hiperpalatables, o cada uno debe tomar sus decisiones de manera autónoma?
Imagen | jeffreyw
Muy interesante, pero no creo que un impuesto ayude lo suficiente como para cambiar el hábito.
Al igual que con el tabaco, no sería suficiente, pero algo ayudaría, y podría financiar campañas de educación.