Hace poco leímos noticias sobre aves, como que las que viven en Chernobyl se han adaptado a la radiactividad o que los campos electromagnéticos desorientan a estas criaturas cuando se adentran en las ciudades. La bióloga Diane Colobelli-Negrel, de la Universidad de Flinders en Australia, ha descubierto un comportamiento sorprendente en el maluro soberbio, un pájaro originario del país. Y es que esta especie tiene algo parecido a un “apellido”, que evita que críe polluelos que no son suyos. Ya que los cucos dejan sus huevos en nidos ajenos, y las crías expulsan a sus legítimos propietarios para recibir todas las atenciones.
Leemos la historia en Krulwich Wonders: la hembra del maluro soberbio entona un canto concreto mientras incuba los huevos, que los polluelos aprenden incluso antes de nacer. El cuco llega más tarde y no consigue escuchar la melodía. Así que cuando el ave invasora pide alimento, no recibe nada, porque no conoce el apellido familiar necesario para identificarse. Y no se trata de una combinación de trinos fija, cada familia tiene la suya propia. Tampoco resulta de uso exclusivo para las crías, la hembra utiliza el “apellido” para identificarse cuando el macho le trae alimentos al nido.
Así que saberse el nombre familiar resulta importante para estas aves. En el caso del polluelo de cuco, se trata de supervivencia, puesto que morirá de hambre al no conseguir comida del maluro soberbio. Pero este comportamiento tiene utilidad: si la hembra no dedica sus esfuerzos a alimentar a un extraño, aumentan sus posibilidades de sacar adelante futuras camadas propias. Sin duda, la estrategia de los cucos resulta ingeniosa, pero parece que los maluros son demasiado listos para ellos, y no caen en la trampa tan fácilmente. ¡Y todo gracias a un apellido!
¿Qué opinas de este tema? ¿Te sorprenden las capacidades de los maluros soberbios, o ya sospechabas que las aves son más inteligentes de lo que pensábamos?
Imagen | Frankzed