El aspecto de la comida resulta importante, muy importante. La receta de la tortilla de patatas es un sencilla pero, si se nos cae al darle la vuelta y queda hecha un desastre, luego no nos la tomamos con las mismas ganas. A pesar de que hay iniciativas que proponen comer con los ojos vendados, en general los platos bien presentados atraen mucho más. De hecho, la alta cocina se basa en buena parte en preparar recetas con un aspecto extraño e ingredientes exóticos. Pero… ¿qué tiene que decir la ciencia de este asunto? Pues más de lo que podemos pensar.
Gracias a Boing Boing conocemos un experimento de unos psicólogos de la Universidad de Oxford respecto a la comida. Les presentaron a los participantes tres ensaladas: una clásica, con los ingredientes amontonados; otra organizada meticulosamente, con cada elemento por separado; y otra de tipo artístico, inspirada por el cuadro Pintura nº 201 de Kandinsky. Por supuesto, las tres ensaladas llevaban los mismos ingredientes en idénticas cantidades, y estaban preparadas de la misma manera. El resultado fue que los participantes declararon estar dispuestos a pagar hasta el doble por el plato con forma de cuadro. Vale que la presentación da trabajo, pero… ¿el doble?
Lo más curioso fue que las encuestas realizadas tras la degustación revelaron que la ensalada-cuadro sabía mejor. O más bien, que los comensales la percibían así, demostrando que el aspecto de la comida se vuelve muy importante. El estudio se realizó con 60 personas, que tampoco se trata de un número muy elevado, pero creo que revela algo importante a los responsables de los restaurantes: hacer más bonitos sus platos no sólo consigue que los clientes queden más satisfechos, sino que posibilita cobrar más por ellos. Es bueno que la ciencia confirme estas cosas, pero creo que muchas personas del mundo de la cocina ya las tenían claras.
¿Qué opinas del tema? ¿Crees que te afecta el aspecto de la comida cuando la valoras, o sólo le das importancia al sabor?