No paramos de ver casos de machismo en nuestras sociedades, algunos sorprendentes, como que las plazas de aparcamiento en Seúl sean más grandes para ellas y otros muy sutiles, como que los huracanes con nombre de mujer se tomen menos en serio. Pues bien, una situación muy común es que una joven que se plantea tener hijos se encuentre con que eso le cierra las puertas en su empresa. Un problema que contra el que todos debemos luchar, desde los gobiernos con leyes a los trabajadores con nuestro rechazo. Pero parece que a las arañas les pasa lo mismo…
Leemos en Jezebel que determinadas arañas Theridiidae (que viven en América) tienen un reparto de las tareas muy curioso. Viven en colonias, y hay hembras agresivas que son cazadoras y soldados a la vez, mientras que otras más dóciles ejercen de niñeras. Se montaron colonias de prueba para comprobarlo, y se descubrió que los ejemplares agresivos cazaban mejor y construían telas de araña más resistentes. No sorprende, por lo tanto, que fueran tres veces más proclives que sus compañeras a realizar labores de caza, defensa frente a invasores y reparación de telas.
Por su parte, los ejemplares dóciles cuidaban mejor de las crías, y estas tenían el doble de posibilidades de sobrevivir gracias a sus esmeros. Y eran tres veces más dadas a encargarse de la progenie, dedicándose con frecuencia a vigilar los huevos o a alimentar a las pequeñas arañas. No se sabe exactamente qué mecanismo hace que estas criaturas se dividen en grupos, pero desde luego la vida de las arañas es dura… ¡Tienen que dedicarse a una sola cosa! Está claro que la especialización del trabajo representa una ventaja, incluso para estos seres.
¿Qué opinas del tema? ¿Crees que las humanas deberían tomar nota de las Theridiidae, o seguir un modelo opuesto, en el que la maternidad no les cierre otras puertas?
Imagen | Jean-Raphaël Guillaumin
