Si el gatito que ves sobre estas líneas te parece gravemente enfermo, ¡enhorabuena!, estás tan poco enterado de las tendencias felinas como yo. Esta criatura es un gato Lykoi, que cuyo nombre proviene de la palabra “licántropo”, y sólo hay que echarle un ojo para darse cuenta que se ha ganado su apodo. Es distinto al gato esfinge, que no tiene pelo, esta especie sufre una mutación que hace que el pelo crezca con dificultad. Nunca llega a ser muy denso, y en la cara y las patas resulta muy escaso, lo que hace que los ojos parezcan más grandes de lo que son. Las crías nacen casi sin pelo, pero luego van ganado un poco.
Si pensabas que los perros panda eran lo más raro que íbamos a ver este año, ya ves que te equivocas. Sabemos, gracias a Nautilus, que la mutación que origina a los gatos Lykoi se da en la naturaleza de forma espontánea, pero hasta hace poco nadie había intentado criarlos. Y no resulta demasiado fácil, ya que el gen responsable parece ser recesivo. Poco a poco van naciendo nuevas camadas, que además destacan por ser unos animales bastante cariñosos, con tendencia a seguir a sus dueños como si fueran perros.
Sobre estas líneas se encuentra un ejemplar adulto, con algo más de pelo… ¡pero con un aspecto igual de desagradable! El problema es que la la selección de animales para potenciar ciertas características puede acabar generando enfermedades. Hasta el momento, los Lykoi parecen sanos de acuerdo a las pruebas realizadas, pero no lo sabremos con seguridad hasta dentro de unos años. ¡Aunque ya hemos leído que los gatos están muy poco dispuestos a cooperar con la ciencia! Desde luego, yo no me compraría un Lykoi, pero ya se sabe que hay gustos para todo.
¿Qué te parece esta nueva raza? ¿Te encanta, o más bien te da un poco de repelús su aspecto desgarbado?
Imágenes | Lykoi (página de Facebook)