Ya hemos comentado noticias tan extrañas como que los dueños de gatos son más inteligentes que los de perros, así que hay que realizar un inciso: en ciencia, correlación no implica causalidad. Por ejemplo, si hacemos un estudio sobre las habilidades matemática de un grupo de niños, veremos que los más altos muestran mayores capacidades. ¿La altura condiciona el dominio de las matemáticas? Un análisis superficial podría obtener esa conclusión, pero lo lógico es pensar que los niños altos tienen más años, y por lo tanto se han desarrollado intelectualmente en mayor medida.
Esta introducción se vuelve necesaria ante una noticia tan sorprendente como que se ha descubierto una relación entre sufrir un mordisco de gato y padecer depresión, según leemos en FayerWayer. Los datos proceden de la friolera de 1,3 millones de pacientes, entre los que el 41,3% de los que fueron mordidos por un gato sufrieron depresión, frente al 28,7% de los que fueron agredidos por un perro. Por otro lado, si una mujer había acudido mordida por un gato a un hospital tenía un 41,3% de posibilidades de ser diagnosticada con depresión a lo largo de su vida, frente al 24,2% de los hombres. Sin duda, cifras bastante elevadas…
…pero que seguramente no quieren decir nada. Es decir, resulta muy poco probable que un mordisco de un gato cause depresión. Pero sí que me parecería posible que lo que esté pasando es que las mujeres que escogen un gato como mascota sean más propensas a la depresión. El estudio no llega tan al fondo, así que nos quedaremos con la duda. Esperemos que descubrir más detalles sobre este tema no requiera de la colaboración de los gatos, porque ya hemos visto que los felinos domésticos son muy poco dados a cooperar con la ciencia. ¡Desde luego, a veces leemos investigaciones muy curiosas!
¿Qué opinas de este tema? ¿Crees que existe alguna relación entre las mordeduras de los gatos y la depresión, o sospechas que pudo haber un error a la hora de recoger estos datos?
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