Actualmente la mayoría de veces que accedemos a Internet lo hacemos mediante el uso de teléfono móvil, ya es un hecho que las visitas desde estos dispositivos han superado en número a aquellas que se realizan desde el ordenador. Debido a esto, no nos queda ninguna duda que el presente y, sobretodo el futuro, pasa por los smartphones y otros dispositivos móviles.
Lo cierto es que cada vez más las empresas y las páginas web nos “obligan” a descargar una aplicación para poder acceder a sus servicios, pero, ¿por qué hacen esto? A veces puede molestar un poco al usuario tener que descargar una aplicación en sus dispositivos, ya que muchas veces tienen una serie de inconvenientes, que las páginas web no tienen, pero también ofrecen más servicios.
No obstante, visto desde un punto de vista más objetivo, las aplicaciones tienen muchas más ventajas que la web. Puede que hace unos años, con la aparición de los primeros smartphones, descargar una aplicación supusiera algo engorroso y con muchos más inconvenientes que en la actualidad, pero actualmente esto ya no pasa y ahora es mucho más sencillo.
¿Qué ventajas nos ofrecen las aplicaciones?
La primera ventaja puede ser una arma de doble filo, y que hace que muchos usuarios se quejen de ello, puesto que las aplicaciones cargan contenido en segundo plano. Esto hace que no tengamos que refrescar continuamente la aplicación para ver las novedades en el timeline, pero su contrapartida es que esto nos reduce la batería a la par que nos consume megabytes de Internet.
Para evitar esto, siempre se puede desactivar el uso en segundo plano de las aplicaciones, por lo que no será un problema mayor, pero realmente los datos que consume son mínimos como veremos luego. Un problema a tener en cuenta son los anuncios, ya que está demostrado que este tipo de aplicaciones –gratis pero que integran anuncios– son una posible causa de la reducción de batería en nuestros smartphones.
El hecho de cargar datos en segundo plano, sin embargo, permite que podamos consultar la aplicación cuando no tenemos cobertura en el teléfono, o nuestra conexión a Internet está limitada. Se puede dejar una información cargada en la aplicación, con lo que no tendremos que conectarnos a Internet más tarde para poder consultar cualquier información.
Una aplicación siempre consume menos datos que su versión en página web, esto es porque la información se carga mediante RSS, además tarda menos que una web en mostrar la información que queremos. Una vez tenemos esa información, no debemos volverla a cargar, por lo que cambiar de un apartado a otro es inmediato, cosa que no pasa en la web y se tiene que volver a cargar todo cuando cambiamos un apartado.
Desde el punto de vista del desarrollador
Aquí si que no hay discusión, hace un tiempo os hablábamos de la importancia de optimizar una web a formato móvil, ya que consigue que el usuario le preste más atención. No obstante, si tenemos la posibilidad de crear una aplicación vamos a salir ganando mucho.
En primer lugar, los ingresos que se consiguen son mayores, esto es debido a que se puede optimizar la publicidad para esa aplicación, además de ofrecer servicios adicionales que requieran hacer un pago por parte del usuario. Está demostrado que si el precio es razonable, los usuarios van a querer comprar un servicio adicional si hacerlo les proporciona más utilidad.
Se pueden lanzar promociones por tiempo limitado al usuario, para así conseguir un consumo impulsivo. Si el usuario percibe que una promoción solo va a estar disponible durante un período de tiempo, es más probable que decida comprarlo si ya tenía previsto hacerlo. Si luego el usuario se siente satisfecho, va a seguir comprando mediante la aplicación.
Las mejores aplicaciones también pueden obtener ventajas del SEO. Sí que es cierto que en una tienda de aplicaciones no hay nada que optimizar para conseguir estar en las primeras posiciones, pero una aplicación bien diseñada y con una buena nota media por parte de los usuarios, puede conseguir llegar a las posiciones más altas de las listas de búsqueda y así aumentar su numero de descargas.
Pero aún presentan desventajas
Aún hay algunas cosas que tienen que pulirse de las aplicaciones, y que a veces puede hacernos dudar entre utilizar la versión web o la aplicación. Puede que la aplicación no sea tan completa como la web, y por ello prefiramos utilizar el navegador. A mí, particularmente me pasa con algunas aplicaciones de comida a domicilio en la que su versión web me permite filtrar los restaurantes por más variables o dar más datos concretos sobre el pedido.
También la distribución solo puede hacerse mediante tiendas de aplicaciones, con lo que se debe aprobar si el contenido es bueno o no antes de publicarse. La página web permite hacerlo automáticamente, y en el momento que nace ya es accesible por todo el mundo.
También las páginas web pueden ser actualizadas al momento, mientras que las actualizaciones de aplicaciones tienen que ser descargadas por el usuario para poder ser aplicadas. Si el usuario tiene un sistema operativo antiguo o no dispone de suficiente espacio, no va a poder ver la actualización, que en determinados casos puede ser muy importante para corregir fallos de seguridad que puedan surgir.
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En definitiva, creo que el futuro son las aplicaciones, sin embargo se deben pulir algunas cosas para hacer que sean realmente efectivas y consigan implantarse en la mayoría de la población. Al fin y al cabo, es mucho más cómodo acceder a la aplicación que tener que visitar el sitio web en un navegador, ¿vosotros qué pensáis?