Es sabido por todos que Silicon Valley se trata del centro de innovación tecnológica más conocido de todo el mundo, a pesar de que hay otras zonas pisándole los talones. Mucha gente piensa que esta zona de San Francisco puede sostenerse eternamente como el gran hub que es hoy en día, es por eso que muchas de las grandes empresas multinacionales tienen su sede allí, y además, la zona residencial puede presumir de tener unos precios por metro cuadrado, que fácilmente se colocan en las primeras posiciones del ranking mundial, gracias a la excusa de la creación de talento.
Pero no todo es tan bonito como parece, ya que con los países emergentes como China e India empezando a sacar cabeza en este sector, Silicon Valley deberá ponerse las pilas en un futuro no muy lejano para así poder seguir manteniendo la ventaja que aún tiene hoy en día. Aún y teniendo estos países en el punto de mira, quizá el rival más fuerte que tiene es Corea del Sud, puesto que Seúl está empezando a recibir un flujo de dinero muy importante proveniente de inversores norteamericanos para financiar los proyectos que surgen en el país asiático.
Corea del Sud es el segundo país más innovador del mundo, según una lista realizada por Bloomberg, en la que cuentan que una vez ya posicionados en el sector tecnológico y en el de las telecomunicaciones, ahora lo que quieren hacer es empezar a fomentar tecnologías más favorables para el medio ambiente. Gracias a subsidios del gobierno y a las fechas establecidas, esto es posible, además de mantener también una tasa de innovación tal y como ha conseguido durante estos años.
El centro de innovación tecnológica de Corea tiene un nombre, que a muchos les parecerá muy conocido. La zona en concreto se llama Gangnam, sí, tal y como dice la canción de PSY, y es que este barrio se trata de uno de los más ricos del país y la canción hace una especie de crítica a ello. Este barrio ya es casa de un montón de startups y además hay muchas incubadoras de empresas que se dedican a darles consejo.
La diferencia de cultura en Corea
La mayoría de ciudadanos en el país, por no decir casi todos, utilizan smartphones, y muchos servicios que ahora están comenzando a tener popularidad en los Estados Unidos, llevan muchos años establecidos en Corea del Sud. Gracias a esto, muchos inversores están empezando a ver este país como una manera de predecir el futuro, como si fuera un lugar donde las ambiciones y los sueños de Silicon Valley ya se hubieran cumplido, para así poder exportar el know-how a Norteamérica.
Casi todo esto ha sido posible gracias a la enorme inversión pública que ha hecho el gobierno. Seúl está recubierto de conexión Wi-Fi gratis en toda la ciudad y que además puede presumir de ser una de las más rápidas de todo el mundo. Además, en vez de tener un oligopolio, como sucede en Estados Unidos — e incluso en España — , se han asegurado de ofrecer una gran cantidad de servicios disponibles, para que así los consumidores escojan aquello que más les convenga. Debido a esta competición, el coste de acceso a Internet es muy bajo y de muy buena calidad.
Pero también siguen haciendo mejoras en la red, ya que recientemente se ha anunciado una inversión de 1.500 millones de dólares para aumentar la infraestructura móvil de Corea, en la que se prevé que sea 1.000 veces más rápida que la actual en 2020. Sin embargo, también tiene sus puntos negativos, ya que la mayoría de páginas web más populares del país parece que estén viviendo aún en la década de 1990, por culpa de las animaciones en flash y cuadros de texto que invaden casi la totalidad de la pantalla.
La aplicación de mensajería instantánea por excelencia en Corea, KakaoTalk, sufre de ello, así como también otras aplicaciones como Line, que tienen los famosos stickers. Para una persona europea o americana, ver los recuadros tan coloridos y el uso constante de colores con tonalidades fosforescentes, no es demasiado agradable, es por eso que aquí triunfan más las aplicaciones minimalistas y que cumplan solamente con la función que prometen al instalar.
Internet, un problema a solucionar
Una de las razones principales por las que las aplicaciones de Estados Unidos son tan minimalistas y se ciñen a lo mínimo es porque el ancho de banda no es tan bueno como en Asia. Es normal que los elementos grandes y chillones se incluyan siempre allí porque los diseñadores coreanos no tienen restricciones de ancho de banda, y por lo tanto pueden incluir en las apps toda la información y emojis que quieran. Además allí utilizan teléfonos más grandes, por lo que las cosas se ven mucho mejor.
Esto provoca que muchas aplicaciones desarrolladas en Corea se pierdan entre las numerosas posibilidades que existen aquí. La mayoría de aplicaciones que se prueban no terminan de triunfar porque simplemente ofrecen demasiado y el consumidor no se acostumbra a ello. Preferimos tener 10 aplicaciones que hagan una cosa cada una a tener una aplicación que lo haga todo, pero a mi parecer es más favorable, ya que sino utilizas 5 características que ofrece la aplicación, estás tirando la mitad de tu espacio de almacenamiento a la basura.
Pero un problema muy grande que existe es el tema de los pagos en el móvil. Si que ahora se están empezando a implantar iniciativas como Apple Pay en zonas muy determinadas, pero desde hace muchos años, los coreanos ya hacen transacciones económicas de importancia desde el smartphone. Esto deriva de la afición que tienen para comprar stickers o añadidos para sus aplicaciones, que tienen un precio ridículo, pero representan la mayor fuente de ingresos de las compañías.
Pero todo esto son problemas derivados de la cultura entre ambos países. Quizá lo más importante para que Silicon Valley vuelva a recuperar su innovación es que el acceso a Internet y su ancho de banda sean mejores que los de la actualidad. Seguramente que gracias a esto se va a conseguir que la gente destine más dinero a una aplicación, como manera para fomentar las transacciones mediante los _smartphones. Si Silicon Valley consigue romper la barrera del miedo que tienen los usuarios, va a conseguir progresar y podrá mantener el liderazgo actual.