Ni dietas, ni terapias psicológicas, ni remedios naturales ni un buen gimnasio. Los últimos avances científicos colocan a la neurociencia como una posible solución para tratar la obesidad. Y es que esta novedosa disciplina, según un equipo de investigadores de la Standford University of Medicine, puede ayudar a las personas con obesidad a cambiar sus hábitos alimenticios a través de una terapia basada en impulsos eléctricos. Si bien es cierto que no existe una única solución para la patología, parece que este grupo de investigadores, al mando del científico Allen L. Ho, ha dado con la clave para afrontarla.
El estudio concluye que gracias a las técnicas de neuromodulación se puede ayudar a las personas que padecen de sobrepeso y obesidad a controlar su comportamiento frente a la ingesta de alimentos, a no ver los mismos como una recompensa y a no hacer de la comida una adicción. La terapia se basa en la estimulación cerebral profunda, es decir, a través de unos implantes colocados quirúrgicamente en determinadas zonas cerebrales se propician impulsos eléctricos que ayudan a modificar la conducta del paciente frente a los alimentos.
El objetivo de estas pequeñas descargas son el hipotálamo y el conocido circuito cerebral de la recompensa. El estudio ha demostrado que el hipotálamo, la región más importante del cerebro y la encargada de regular las conductas básicas como la alimentación, el apareamiento o la agresión está firmemente asociado a la obesidad y su neurofisiología. Del mismo modo, el circuito cerebral de la recompensa, que desempeña un papel muy importante en la motivación, el deseo, el placer y la valoración afectiva de los individuos se asocia con la búsqueda patológica de comida. Dentro de este circuito se encuentra el núcleo de accumbens, un grupo de neuronas a las que se le atribuye el placer, la risa y la recompensa, aunque también el miedo, la adicción y el efecto placebo. Así pues, ambas regiones constituyen la diana perfecta para tratar la obesidad y el sobrepeso.
El proceso ha sido probado con roedores a los que se les alteraba una hormona regulada por el hipotálamo, la leptina. En todos los casos se pudo apreciar pérdida de peso en los animales. Por su parte el núcleo de accumbens, estrechamente relacionado con las adicciones, mostró un aumento de su actividad cuando se les enseñó a un grupo de pacientes imágenes de comida hipercalórica. En roedores se aplicó la técnica de electroestimulación en esta zona cerebral y se consiguió disminuir su actividad, con la consecuente bajada de peso.
Con todo, parece que la neurociencia haya conseguido aportar la fórmula científica para remediar un problema cada vez más extendido. Solo en Europa, según un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud, seis de cada 10 personas padece de sobrepeso u obesidad (el 59% de la población). ¿Habrá encontrado la neurociencia la solución?