Urban Sprawl o dispersión urbana es un concepto muy poco conocido por la sociedad europea, o más bien mundial, y que, sin embargo, tiene un impacto fundamental en el desarrollo de nuestras vidas tanto medioambiental, económica y socialmente.
Un intento de definición es el del incremento no planeado del desarrollo urbano, caracterizado normalmente por densidades bajas en aglomeraciones humanas.
Este fenómeno urbano de vital importancia para la población europea (recordemos que en 2020 aproximadamente el 80% de la población en Europa vivirá en ciudades) tiene enormes repercusiones en la vida de las personas: uso mayoritario del coche, aumento de los gases de efecto invernadero y con ello del aumento de las temperaturas globales, consumo y contaminación del suelo, segregación social…
Así es, este fenómeno se ha ido desarrollando, sobre todo, en los países o regiones con una alta densidad de población y actividad económica o en aquellas que han sufrido un rápido crecimiento económico. Este es el caso, por ejemplo, de Bélgica y la región de Madrid, respectivamente.
Principalmente, este desarrollo no planeado se ha desarrollado en las líneas de costa altamente pobladas (como ocurre con la Costa Blanca), alrededor de ciudades o en el campo (Londres), a lo largo de corredores de transporte (el eje de alta velocidad entre París y Bruselas) o en el valle de los grandes ríos (el valle del Ródano, en Francia).
Los datos son escalofriantes: desde 1955, las ciudades europeas se han expandido un 78%, mientras que el crecimiento de la población se ha quedado en un 33%.
Los motivos que han impulsado el Urban Sprawl
Pero, ¿cuáles han sido los motivos que han impulsado la aparición de la ciudad dispersa? Básicamente, podemos destacar tres grandes grupos:
Los factores macro-económicos, como es la eliminación de las fronteras y la potenciación del transporte entre diferentes ciudades y regiones, que trae consigo la creación de grandes superficies urbanas, o “súper-regiones”.
Los factores micro-económicos, como es el caso del bajo precio del terreno agrícola, muy alejado del urbano, que impulsa a inversores a buscar menores costos en áreas periféricas.
- Y los factores sociales, que impulsan a las familias con hijos a comprar viviendas en las afueras de las ciudades, mientras que ancianos y jóvenes prefieren quedarse en el centro (ya sea por el precio de las viviendas o por la oferta lúdica). Asimismo, el centro de las ciudades es percibido como un foco inseguro y potenciador de violencia y pobreza.
¿Cómo nos afecta a nosotros?
Todos estos factores, por su parte, producen una serie de impactos en la sociedad, en la economía y en la naturaleza que podemos clasificar en dos grupos:
- Los impactos medioambientales, entre los que encontramos el consumo del suelo (es de destacar que este es un recurso no renovable) y de materiales, como el hormigón, por la construcción de nuevas viviendas de baja densidad. Todo esto trae consigo una falta de eficiencia energética, la destrucción de parajes naturales y protegidos con la aproximación de los asentamientos urbanos, y la disminución de la calidad de vida de las personas que viven en estas ciudades.
- Los impactos socio-económicos, derivados de la emigración de las familias con hijos y con dinero a vecindarios segregados del resto de la ciudad, lo cual provoca diferenciación social (separamos físicamente a las personas que tienen un poder adquisitivo mayor de aquellas que disponen de menos medios económicos). Normalmente, esto produce barrios pobres y deteriorados, y que en muchas ocasiones son un foco de violencia y crimen.
Está en nuestra mano acabar con el Urban Sprawl y luchar por las ciudades compactas. Y tú, ¿qué opinas? No olvides dejar tu comentario.
FUENTE: Urban Sprawl in Europe, European Union
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