Xbox One, un proyecto sin una dirección clara

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Desde la presentación de la consola de Microsoft, han sido numerosos los cambios que el concepto original ha sufrido, motivados por la mala recepción que algunas de sus características han tenido entre el gran público. Por un lado podemos considerar positivo que las empresas escuchen a sus potenciales clientes durante el desarrollo de sus productos, pero la parte negativa es que parece no haber una idea clara de lo que debe ser una Xbox One, y que se tienen en cuenta opiniones de personas que ni han probado la experiencia global.

Consola Xbox One de Microsoft

¿Hay una mente detrás de Xbox One que dirija el proyecto, que tenga una idea clara de lo que debe acabar ofreciendo la máquina? Pues, en un sentido literal la respuesta es no, porque Don Mattrick, el responsable principal, ha fichado por otra compañía. Quizá eso explique que continuamente haya cambios en la estrategia de Microsoft. Algunos me parecen lógicos, restringir la segunda mano se decidió sólo para ganar más dinero, y las contraprestaciones ofrecidas resultaban interesantes pero no suficientes. Y si esta revertir decisión hacía que una conexión a Internet ya no resultara imprescindible, me parece perfecto eliminarla, aunque en principio iba a permitir procesado de datos en la nube.

Otro tema complicado es que una característica supuestamente importante como la guía de programación de televisión sea de pago, al igual que la posibilidad de grabar vídeos. Pero el verdaderamente problema lo encontramos en que siempre se nos había vendido que Kinect representaba una parte básica de la experiencia, que Xbox One no tenía sentido sin él. Todos los juegos y aplicaciones iban a estar diseñados para sacarle partido, a pesar de que el coste del periférico resultaba muy elevado y tener que incluirlo con cada consola implicaba que el precio del pack alcanzase los 499 euros.

De pronto, Kinect deja de resultar obligatorio. ¿Qué sentido tiene esto? ¿No se había concebido toda la experiencia alrededor de él? No sabemos si al final la utilidad del accesorio se reveló menor a la esperada, si han cedido a las presiones del público al que no le interesaba el control por movimiento, o si están pensado en lanzar una versión de su sistema que no incluye Kinect. Lo que está claro es que en pocas semanas aspectos claves de la máquina han cambiado y, aunque haya quien valore positivamente que se escuche al consumidor, yo creo que no se puede considerar relevante su opinión sobre un aparato que no ha podido probar.

En definitiva, mi parecer es que el proceso de diseño de la consola de Microsoft está resultando bastante caótico, y somos muchos los usuarios que tenemos la impresión de improvisación y chapuza. ¿Qué opinarán los sufridos desarrolladores de tantos cambios? Sin embargo, la PlayStation 4 ha dejado muy claro lo que quería ofrecer desde el primer día, y no tuvo que ir poniendo parches de última hora. Personalmente, cada vez estoy más decepcionado con Xbox One, y tengo más dudas de que se pueda crear una experiencia coherente sin que los responsables de la idea tengan claro qué pretenden diseñar.

¿Qué opinas tú del tema? ¿Crees que la multinacional de Redmond ha hecho bien en dar su brazo a torcer, o consideras que hay una grave falta de visión en este proyecto?

Archivado en Kinect, Microsoft, Videojuegos, Xbox One
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