Una posible respuesta a la pregunta del título sería que deberíamos adquirir nuevos aparatos electrónicos con la frecuencia que nuestra economía doméstica lo permita. En el campo de los smartphones aparecen novedades que marcan un hito cada año, o incluso menos a veces, y el sector de las tablets no se mueve mucho más lento. Respecto a los portátiles, cada dos años me parecería ideal, aunque ahora mismo están en plena efervescencia. Los televisores se mueven en ciclos más amplios, pero si uno se deja llevar por las últimas ofertas de las marcas, podría adquirir un modelo que costase como un coche. En definitiva, la oferta de gadgets resulta siempre amplia y tentadora.
Desde un punto de vista menos desprendido, lo lógico resultaría sustituir un aparato cuando el anterior se estropee, y sólo si lo seguimos necesitando. Se trata de lo más responsable tanto económica como ambientalmente. Podríamos hacer excepciones si realmente se nos hace imperiosa una característica nueva que no tenga nuestro dispositivo actual, pero se trata de un caso infrecuente si valoramos con severidad nuestros requisitos. El problema que surge, sobre todo a los geeks, es que adoramos la tecnología, y se nos plantea muchas veces un dilema entre lo que nos apetece y lo que sabemos que resulta correcto.
Mi opinión: debemos llegar a un compromiso entre lo que podemos gastar, lo que nos gustaría tener y lo que nos parece razonable. Un término medio, algo inteligente en tantos y tantos aspectos de la vida. No voy a contestar la pregunta del título con mis estimaciones concretas en un número, sino con consejos. A grandes rasgos, se trata de comprar un nuevo aparato cuando la actual generación nos ofrezca claras y decisivas mejoras. Puede ser en un par de años, tres, cuatro… o incluso bastante más cuando hablamos de productos que evolucionan lento, como un ordenador de sobremesa.
Por ejemplo, si tenemos una televisión Full HD, lo lógico es esperar a una Ultra HD y no dejarnos engatusar por Smart TV que poco aportan. Si poseemos un Google Nexus 4, ¿de verdad necesitamos adquirir su sucesor? Yo creo que deberíamos esperar un mínimo de dos años y dar un salto más grande. Es más, diría que un iPad original podría dar servicio perfectamente a día de hoy. La conclusión la considero clara, tenemos que evitar cegarnos por las continuas novedades, y valorar fríamente si necesitamos un aparato concreto antes de malgastar nuestro dinero y generar residuos de manera innecesaria, y cambiar de generación sólo cuando represente un avance útil y de bastante calado.
¿Qué opinas tú del tema? ¿Te piensas bien la compra de tus gadgets, o a veces caes en la tentación de hacerte con ciertos dispositivos a la ligera?
Muy bueno. Y para un geek “como yo”, hasta parece un rapapolvos. Siempre es un placer leeros.
¡Gracias! La verdad, yo muchas veces me comprado cosas innecesarias, en eso soy un maestro xD.