El próximo 22 de noviembre saldrá en nuestro país la Xbox One, y el 29 la PlayStation 4. Existen muchas dudas ahora mismo respecto a estas máquinas, principalmente sobre su catálogo de juegos, pero una de las cuestiones que me parecen interesantes se trata del tiempo que van a ser lo último del mercado. Quizá ocho años, como Xbox 360, o incluso más. O tal vez surja algún imprevisto que haga que la generación se quede en los habituales cinco años, o puede que menos. Los fabricantes aseguran que sus propuestas resultarán longevas, pero eso forma parte de su campaña de promoción, así que vamos a analizar los factores que afectarán a su vida.
Una generación corta
– La situación económica mundial se encuentra mucho mejor que en la época de PlayStation 3 y Xbox 360, lo que quizá tiente a los fabricantes a presentar antes nuevos productos.
– Pueden surgir rivales inesperados. Si la Nintendo Wii U fracasa, en cualquier momento existiría la posibilidad de que apareciese una sucesora, con sorpresas imposibles de predecir. Además, empresas como Apple o Google pueden desembarcar en el sector con pocos meses de preaviso. En esos casos, tal vez las máquinas de “nueva generación” se queden obsoletas prematuramente.
– Los costes se han vuelto más bajos. Aunque los precios de salida de las dispositivos no resultan muy distintos a los de sus antecesores, las compañías pierden menos dinero con ellos. Además, se tratan esencialmente de PC especializados, por lo que sus componentes se rebajarán antes. Eso puede provocar precios populares que hagan que se vendan muchas máquinas, y haya demanda por un producto de gama más alta.
Una generación larga
– Los desarrollos de juegos ya resultan extremadamente caros, y acelerar el ciclo no va más que a agravar el problema. Lo más probable me parece que las editoras quieran sacar partido a estas máquinas durante bastantes años hasta que se acostumbren a trabajar con ellas.
– Las sucesoras de Xbox One y PlayStation 4 deberán resultar extremadamente potentes, ya que cada vez el salto gráfico se vuelve menos perceptible y sorprende en inferior medida. Además, suponemos que sus juegos funcionarán a 4K, por lo que habrá que esperar bastantes años a que el hardware ofrezca una potencia suficiente a un coste razonable.
– Ha que mencionar los motivos de rentabilidad, ya que las consolas dan más beneficios en sus últimos años. Si este esquema se repite, como resulta previsible, seguramente Sony y Microsoft no tendrán prisa por dar un nuevo salto, algo que los consumidores tampoco veo probable que les pidan demasiado pronto.
Estos son mis argumentos a favor y en contra de las dos opciones. Francamente, creo que tendrán más peso los que apuntan a que las nuevas máquinas disfrutarán de muchos años de vida, pero nunca podemos descartar que surjan factores sorpresa. De todas formas, opino que siempre representa una buena idea comprar una consola tras su primer año de vida, por lo que lo mejor para todos es que el ciclo no se acelere demasiado.