Detrás de la fotografía: Retratos con luz dura

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Existen muchas normas de cómo deben ser los buenos retratos. Sin irnos muy lejos ya os hemos hablado anteriormente de las claves para conseguir buenos retratos. No obstante, las normas muchas veces pueden romperse para lograr imágenes que sean algo más que fotografías correctas. Este es el caso de la fotografía que ilustra “Detrás de la fotografía” de esta semana, pues generalmente en retratos se evita a la temida iluminación dura, pero si tenemos en mente algo concreto ¿por qué no utilizarla?

Retrato con luz dura

Para empezar, hablamos de luz dura cuando la iluminación proyecta sombras negras y definidas. Este tipo de iluminación tiene un efecto muchas veces aterrador y puede incluso crear sombras extrañas que haga que los rostros parezcan raros. El mejor ejemplo para entender de que se trata es el típico gesto de iluminarnos con una linterna pegada el rostro desde abajo. Se nos forman sombras muy oscuras y nuestro rostro se torna macabro.

Las luces duras se pueden formar en diversas condiciones, por ejemplo utilizando luz natural, en horas cercanas al medio día y en días muy soleados. Pues en la naturaleza, las nubes cumplen la tarea de un difusor y hace que la luz que nos llegue sea más suave. Sin embargo, cuando incide sobre el modelo la luz directa del sol, veremos como en su rostro se dibujan sombras muy marcadas (sombras duras). Por ello, se suele recomendar poner el modelo a la sombra de algo, para intentar homogeneizar la iluminación del rostro y sin duda funciona.

Otro momento en el que podemos generar luces duras en utilizando iluminación artificial (flash). En estos casos cuanto más pequeña sea la fuente de luz y más cerca más dura será la sombra. En el caso de la imagen que acompaña a este artículo, se realizó en un estudio de fotografía, por lo tanto la luz que utilicé para iluminar es luz flash. Como podéis ver en el esquema de iluminación, se iluminó al modelo con una única fuente de luz en un lateral, sin usar ningún tipo de difusor (ventanas, paneles de abeja…) que difuminara la luz.

Esquema de luces con un solo foco de luz

La luz estaba ligeramente por encima de la cabeza del modelo, aproximadamente entre quince y veinte centímetros. A parte de esto, para intentar que la proporción de luz fuera mayor a la sombra, le indiqué al modelo que se ladeara un poco hacia la luz. El resultado ha sido esta imagen, que en una edición posterior pase a blanco y negro, dejando una zona en color (el ojo), realizando un ajuste selectivo.

Como veis rompiendo las reglas con cabeza también se pueden logran grandes fotografías. En este caso las sombras duras, aportan misterio a la imagen. En retratos artísticos donde queremos mostrar la personalidad y carácter del fotografiado, el uso de este tipo de iluminación puede sernos útil. Por lo tanto no dudéis en experimentar, creando sombras en un rostro y viendo como funcionan, descubriréis que un mismo rostro puede parecer totalmente otro.

Archivado en Detrás de la fotografía, Fotografía en blanco y negro, Iluminación, Retrato
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