Seguimos con nuestra serie de artículos tecnológicos relacionados con las fiestas. Ayer vimos que los smartphones pueden formar parte de las celebraciones y hace unos días que la Navidad representa la época idónea para adquirir productos electrónicos. Pero resulta básico que consumamos con sentido común, algo que se puede ver comprometido si durante el día de ayer alguien nos ha regalado un gadget por sorpresa y no se adapta a nuestras expectativas y necesidades. En este caso, muchos nos preguntaremos qué podemos hacer, y os damos una serie de consejos para solucionar la situación lo mejor posible, algunos de puro sentido común:
– No abrir la caja: si sabemos seguro o tenemos dudas respecto a que nos interese el aparato, lo mejor es informarse por Internet para conocer más de él. Si lo desempaquetamos, no hacemos más que complicar una posible venta o devolución.
– Valorar si el dispositivo puede resultar útil a nuestro alrededor: puede que nos hayan regalado una tablet con Windows 8 y nosotros estemos más que felices con nuestro iPad Air. Antes de ir más lejos, lo mejor me parece mirar a nuestro alrededor. ¿Quizá nuestros padres o hermanos sí puedan hacer uso del aparato? ¿Tal vez se lo podamos vender a un conocido? En cualquier caso, la discreción resulta clave para que quien nos haya hecho el regalo no se sienta molesto.
– Venderlo online: si ya hemos decidido que no queremos el producto, tal vez sea buena idea poner un anuncio en eBay, o las otras numerosas páginas que se dedican a la compra-venta. Otra opción interesante puede ser imixme, un servicio que presentamos recientemente y que permite intercambiar bienes sin dinero de por medio.
– Enfrentarnos al problema: a veces, lo más sencillo se trata de ser directos, casi seguro que la persona que nos hace el regalo comprenderá la situación si le explicamos lo que pasa. “Es que a mí no me gusta muchos iOS…” o “Mira, es que me resulta más útil un portátil que un sobremesa…”. Si no hay suficiente confianza sí que tendremos un inconveniente, porque lo ideal resulta ir al establecimiento y cambiar el gadget por uno que nos guste, o aceptar un vale para el momento en que nos interese alguno.
Al final, el objetivo para mí se trata de evitar quedarnos con el dispositivo en el cajón, sin que tenga ninguna utilidad, lo que representaría una forma inaceptable de malgastar recursos. Elijas la opción que elijas, recuerda que la finalidad de cualquier regalo es que disfrutes lo máximo posible gracias a las buenas intenciones de la persona que te lo entrega.
¿Qué opinas del tema? ¿Te parece de mal gusto mercadear con algo que nos han dado en Navidad, o te parece lo más lógico?