Japón resulta una país muy curioso: una de las grandes economías mundiales, con costumbres algo extrañas y con una increíble capacidad para crear cosas frikis. A un visitante le suele sorprender la gran cantidad de transeúntes que van por la calle con mascarillas quirúrgicas. El origen de la costumbre se encuentra en que, estando el país obsesionado con la productividad y con el respeto a los demás, no se pueden dejar de atender las obligaciones por un resfriado, ni tampoco contagiar al resto de personas. Sin embargo, a día de hoy existen motivos mucho más curiosos para utilizar este accesorio.
Su popularización se debe a la introducción de mascarillas antialergias en el 2003, que a día de hoy dominan el mercado, por ser desechables y económicas. Ha hecho que el uso de la pieza se triplique en esta década, y ya no se emplee sólo para evitar contagiar enfermedades a terceros. Ahora se utiliza como medida preventiva, algo que ha sido animado por la epidemia de gripe A y el temor a las partículas originadas por el accidente de Fukushima. Sin embargo, en una época en la que muchas comunicaciones se hacen de forma electrónica, algunos recurren a la mascarilla para evitar tener que hablar con la gente por la calle y sentirse aislados, según los psicólogos.
Por otro lado, y ante la aceptación social del accesorio, otros lo utilizan simplemente para no pasar frío en la cara sin recibir miradas de extrañeza por llevarla tapada. Además, hay mujeres que emplean mascarilla cuando no les apetece maquillarse, por simple vanidad. Además, no han dejado de aparecer nuevos modelos con todo tipo de estampados, que los transforman en una prenda de moda. Sin duda, los japoneses resultan muy curiosos a los ojos occidentales, y este caso lo ejemplifica a la perfección.
¿Qué opinas de este caso? ¿Te sorprende, o crees que en España también deberíamos usar mascarillas cuando estamos refriados?
Imagen | Matthew Kenwrick