¿Sueñas con un trabajo en Hollywood? Hoy nos hacemos eco de las declaraciones anónimas que Jennifer Vineyard recoge para The Cut. Provienen de una joven que aceptó un puesto de “asistenta personal” para una estrella del cine (no se revela su nombre), y que dejan muy claro que soportar a una celebridad resulta duro. Los comprobó a las dos semanas, cuando su jefa había concertado una cita con el novio que tenía en ese momento, y la mandó a ella (sin avisar al chico) para que le dijera que habían roto. Eso sí, la asistenta sintió lástima del hombre, y le informó de que la estrella podía tener una enfermedad de transmisión sexual cuando se enteró de los medicamentos que tomaba.
En un día normal, se levantaba a las cuatro de la mañana para preparar el desayuno de su empleadora, leer sus correos e imprimir su agenda. Compraba libros (que la interesada no leía), veía las noticias para resumírselas y le ayudaba con el guion. Si la actriz tenía rodaje, debía llevar a sus hijos del colegio al plató para que los viera un rato. Incluso hacía recados como ir a comprar “hierbas medicinales”… hasta que descubrió que estaba transportando droga sin ser consciente de ello, con los lógicos riesgos legales.
La asistenta se dio cuenta de que no tenía privacidad, y que se estaba volviendo alcohólica por culpa del estrés. Pero reaccionó tras tener que interrumpir una velada familiar para llevar a su jefa a una “terapeuta”… que resultó ser una pitonisa para la que tenía un vale descuento. El golpe definitivo vino cuando iba a acompañar a la actriz a un viaje de dos semanas (que le hacía ilusión), pero se la dejó de lado para que un chico que conocía volviera con ella en el avión. El problema es que él sólo iba a estar allí un día.
Cuando la empleada abandonó el trabajo, descubrió que había sido la única sin relación familiar con la actriz que aguantó más de seis meses en el puesto. Sin duda, una prueba de que lo que parece un buen empleo se puede convertir en pesadilla.
