Japón, ese peculiar país, todavía caza ballenas (al igual que Islanda y Noruega), a pesar de la moratoria de 1986. Para ello se acoge a excusas científicas de validez más que dudable. Y hace unas semanas se conoció el fallo del Tribunal Internacional de Justicia de la ONU que daba la razón a Australia: los motivos científicos japoneses representan un fraude, y el país tiene la obligación de detener sus capturas en el Antártico. En un principio la sentencia fue acatada, pero parece claro que la intención es buscar alguna fórmula legal para seguir diezmando la población de cetáceos.
Puesto que Yoshimasa Hayash, ministro encargado del sector pesquero, lo tiene claro. Esta semana se reanudará la caza en el Pacífico (aunque con unas cuotas más bajas) y al Antártico sólo se mandarán expediciones de observación. Pero en el 2015 se pretende volver a las andadas. El parecer, se va a modificar el “programa científico” que servía de excusa hasta el momento para adaptarlo a la sentencia del Tribunal Internacional. Japón pretende explicar estos cambios a los demás países, y luego volver a realizar capturas en el Polo Sur, lo que seguro que disgustará a Australia y provocará nuevas disputas legales.
Esperemos que entre las modificaciones se encuentre bajar la cantidad de ballenas a capturar. Y ojalá la presión internacional logre que Japón reconsidere su postura, aunque serían necesarias medidas severas para conseguirlo. Lo que está claro es que se trata de una burla que la inmensa mayoría de los países hagan un esfuerzo por la conservación de estas criaturas, y tres sigan diezmando su población. Japón puede estar muy avanzado en algunas cosas, pero en otras deja mucho que desear. En septiembre el país tiene una cita con el comité científico del Tribunal Internacional, y esperamos que le “aprieten las tuercas”.
¿Qué opinas del tema? ¿Comprendes la posición del país asiático, o te parece una verdadera vergüenza?