Últimamente no paramos de hablar de Doctor Who y no sólo porque cada vez falte menos para el estreno de su octava temporada. Paralelamente al inicio de la campaña de promoción de la BBC, supimos que se habían filtrado los guiones de cinco episodios de la temporada junto a unas copias sin etalonar de los dos primeros. La cadena, ingenuamente, pidió discreción a los fans y rogó que no los difundieran pero, como comprenderéis, el tiro le salió por la culata ya que el material se puede encontrar fácilmente gracias, en parte, a la petición de la BBC.
Personalmente no creo que valga la pena ni ver ni leer material inacabado por lo que lo mejor es buscar otras ocupaciones para no caer en la tentación como, por ejemplo, ver esta divertidísima parodia japonesa de la serie. Tres minutos de puro delírio que no te puedes perder.
En resumen, se trata de un Doctor que bien podría ser una encarnación perdida como el Doctor de la Guerra —¿el Doctor del Kung Fu?— que tiene un destornillador sónico mitad flauta, mitad desatascador, que se pone sombrero y cambia de traje instantáneamente para luchar —o bailar sevillanas, no queda demasiado claro— contra un dalek con piernas que consigue algo que parecía imposible y es que es aún más cutre que los daleks originales —reconozcámoslo, no son más que cafeteras con ruedas— y que tiene como lacayos a una troupe de cybermen tan escasos de metal como inútiles —si Bruce Lee levantase la cabeza volvería a morirse del susto— que parecen sacados de los Power Rangers. Tres minutos bien aprovechados, sí señor.
La persona que subió hace unos días el vídeo a a YouTube aseguraba que se había encontrado esta obra maestra en una vieja cinta y que pensaba que podría tratarse de una versión de los setenta o los ochenta pero poco después supimos que se trataba de una parodia obra de Joshua Kahan, un joven director británico con buena mano y mucho ingenio. Eso sí, queda claro que no ha utilizado el Ring Modulator, el modulador que la BBC utilizaba para distorsionar las voces de los daleks y los cybermen originales.
Venga ¿quién se anima a hacer algo así?