La ONG ecologista Greenpeace ha realizado en octubre de este año un estudio sobre la aplicación de plaguicidas en la producción de manzanas. El análisis se ha realizado en 11 países europeos, y España (4,3 pesticidas de media) lidera el ranquin, seguida de Bulgaria (4) y Países Bajos (3,4). El estudio se realizó en un laboratorio independiente alemán, en el que buscaron hasta 500 parámetros de plaguicidas y metabolitos.
Los plaguicidas más encontrados fueron fungicidas (para eliminar hongos del cultivo) e insecticidas. Fueron encontrados dos pesticidas cuyo uso no está permitido en la UE: difenilamina en una muestra de España y etirimol en una muestra de Polonia. El nivel de difenilamina fue bajo, y suele emplearse en el tratamiento de cultivos fuera de la UE, por eso es posible que las muestras españolas se hayan contaminado al ser almacenadas o transportadas con otras de fuera de la unión. En cuanto al etirimol, es posible que se haya formado por la degradación del bupirimato, un compuesto sí permitido en la UE.
Greenpeace alerta que, al consultar la Base de Datos de las Propiedades de los Plaguicidas (Pesticide Properties Database-PPDB), no han encontrado información suficiente para determinar los efectos de los químicos encontrados sobre la salud. Hay escasez de pruebas y estudios sobre las propiedades carcinogénicas, mutagénicas y posibles alteraciones endocrinas que podrían tener estos plaguicidas. Tampoco hay suficiente información sobre qué efectos tienen sobre la salud humana cuando aparecen mezclados.
El estudio señala que la cantidad de pesticidas encontrada no supera el límite máximo (MRL) para las manzanas. Sin embargo, se aconseja precaución en el uso de pesticidas por la falta de pruebas sobre el efecto en la salud de las personas. Greenpeace recomienda la disminución del uso de sustancias químicas en la producción agrícola convencional. Indican que de las 126 muestras analizadas, 17 manzanas eran de producción ecológica, y ninguna de ellas tenía pesticidas.
Greenpeace sugiere
Los ecologistas proponen una transición agrícola en los métodos de producción, para enfrentar los problemas ecológicos y económicos del sector alimentario. Entre sus sugerencias destacan el control biológico de las plagas (eliminar plagas con otros organismos vivos que no afecten al cultivo), mejorar la gestión del suelo, rotar cultivos, etc.
Greenpeace pide que se aplique adecuadamente la normativa de la UE sobre el uso sostenible de plaguicidas. Para solucionar las lagunas informativas sobre estos aspectos, exgien a los estados que realicen investigaciones sobre los cócteles químicos en los cultivos y sus efectos en la salud y el medio ambiente.
Reclaman que estos análisis se hagan con transparencia y se extrapolen a la legislación, solo podrá crearse una normativa adecuada si conocemos los efectos de los plaguicidas sobre la fruta (y demás alimentos) que comemos. Mientras tanto, no hay que dejar de comer manzanas, una fruta muy saludable que puede ayudar a perder peso, basta con evitar la cáscara (donde se concentran los pesticidas).
Imágenes | David Burillo, Anthony Thomas