La impresión 3D está llegando a muchos ámbitos. Todos sabemos de los usos que se le puede dar a la hora de fabricar piezas para maquinaria e incluso aviones. También supimos hace poco que podía usarse para tratar el cáncer creando réplicas de órganos.
Hoy en Xombit os mostramos un nuevo campo donde puede expandirse el uso de estas impresoras 3D. Me refiero al terreno de los medicamentos. ¿En qué puede ayudarnos?
¿Qué nos aporta la impresión 3D?
La verdad es que presenta varias ventajas. Se podrá pensar individualmente en cada caso, en cada persona, y así crear comprimidos con la dosis exacta que necesita ese paciente. Esto puede ser muy importante con algunos medicamentos como los anticoagulantes o inmunodepresores.
Otra aplicación bastante curiosa e inteligente sería la de usar esta impresión para crear fármacos con diversas formas y tamaños. Además, se pueden añadir distintos tintes y así obtener medicamentos en una amplia gama de colores. Aquí está lo relevante.
¿Que ganamos con esto? Por ejemplo, una escuela de farmacia de Londres ha creado fármacos con forma de pequeños animales, que podrían ayudar a que los más pequeños los tomen más fácilmente.
Este tipo de tecnología también puede servir para ayudar a esas personas que necesitan tomar numerosas pastillas diariamente, como enfermos crónicos. Todo lo que pueda ayudarles es poco.
Con este proceso de impresión 3D, se podrían elaborar medicamentos que contengan todos los principios activos que necesitan los sujetos, lo que les facilitaría mucho seguir sus complicados y costosos tratamientos.
Estas aplicaciones son sólo unas pocas de las muchas que podrá tener en el futuro este tipo de creación de fármacos. La impresión 3D ha llegado para ser una de las tecnologías más útiles de los últimos años.
Ya están aquí
Aunque parezca algo todavía por desarrollar, es importante añadir que ya existen empresas que se encuentran comercializando medicamentos para los que se han usado impresoras 3D. No es algo para lo que tengamos que esperar.
Por ejemplo, ya está en el mercado estadounidense un medicamento llamado Spritam, que se usa para prevenir ataques epilépticos. Por lo tanto, parece que este tipo de técnicas tienen un prometedor futuro por delante.