PRISM, una idea represiva de una democracia anémica

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Algunos pueden valorar el escándalo de la vigilancia estadounidense sobre Internet como un problema puntual que afecta a nuestra privacidad, o quizá como una prueba de que en el futuro toda nuestra información trasmitida por la red estará expuesta. Pero cabe otra interpretación, y es que la decadencia de la democracia americana ha permitido que los encargados de velar por la seguridad del pueblo se hayan saltado los mecanismos propios de un Estado de Derecho para decidir por ellos mismo lo que es bueno para los ciudadanos.

Edward Snowden, el encargado de desvelar PRISM

Hemos escuchado muchas veces hablar de la dictadura comunista-hereditaria de Corea del Norte y, aunque las libertados civiles y los derechos humanos en general están más avanzados en los Estados Unidos, lo cierto es que ambos países coinciden en que no representan verdaderas democracias. Tan difícil resultaría librar al pueblo del país asiático de la tiranía de Kim Jong-un como conseguir que en la nación americana hubiera un presidente que no fuera republicano o demócrata. Al igual que ocurre en España, el sistema electoral y los medios de comunicación forman una barrera para que se pueda mantener el statu quo.

Y, cuando la democracia retrocede, empiezan los abusos. En este caso, las poderosas agencias de seguridad del país se ha aprovechado de leyes que les daban poderes casi ilimitados para crear un sistema de vigilancia absoluto en Internet. Las cobardes empresas del sector tecnológico nacionales han ido claudicando una tras otra a los draconianos requisitos. Así nació el sueño de la NSA de crear un Gran Hermano: ahora que todas nuestras vidas están en Internet, tenernos vigilados resulta mucho más sencillo, y según su capacidad de cálculo aumente podrán procesar más y más datos, hasta controlar en tiempo real todas las comunicaciones e informaciones generadas.

Tras los atentados del 11 se septiembre de 2001 se generó pánico respecto a la seguridad, y el resultado de esto es que se tomaron innumerables medidas de transparencia escasa para evitar este tipo de acciones. Sin embargo, como ya hemos dicho, el sistema democrático estadounidense está casi tan en ruinas como el nuestro, y por lo tanto los mecanismos utilizados fueron absolutamente ilícitos. En lugar de que la intervención de comunicaciones y la interceptación de datos privados fueran autorizados por un juez, la Agencia de Seguridad Nacional decidió que lo mejor resultaría disponer de acceso total a los datos de cualquier persona, sin pruebas, sin derechos y sin garantías.

Es cierto que en todos los países del mundo nos vemos afectados por estas medidas, pero en último término la responsabilidad radica en los votantes estadounidenses. Desde luego, deben aparecer nuevos servicios con base en otras zonas del globo que sustituyan a los comprometidos, y nuestros gobiernos han de tener el valor de enfrentarse a los Estados Unidos a causa de este escándalo. Por desgracia, la experiencia nos ha demostrado, fuera y dentro de nuestras fronteras, que los ciudadanos no somos conscientes de los esfuerzos que ha representado crear un sistema democrático, y que dejamos que este se vaya deteriorando cada vez más sin inmutarnos.

¿Qué opinas del tema? ¿Piensas que PRISM representa un problema puntual, o el reflejo de una situación política decadente?

Archivado en Democracia, Estados Unidos, PRISM, Privacidad, Sociedad
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